Maestra zapoteca enseña el valor de su cultura y su lengua a través de clases en línea

Por Diana Manzo/ Desinformémonos/IstmoPress

— Trasladar el conocimiento presencial a distancia es un reto diario para Cirila López Sánchez, maestra zapoteca que a través de las clases en línea enseña el valor de su cultura y su lengua a 24 niñas y niños de segundo de primaria, de la escuela Daniel C. Pineda en Juchitán, Oaxaca.

Para la profesora de 42 años de edad y 24 años de servicio docente, las clases a distancia son doble jornada, pero eso no le importa, pues su mayor satisfacción es saber que sus estudiantes ya conocen de dónde vienen y de quiénes heredaron su cultura y tradición.

“Lo estamos logrando”, dice con emoción la profesora, al mostrar que ahora estos educandos de entre 7 y 8 años de edad ya descubrieron su lengua, su música, sus refranes y hasta chistes durante el ciclo escolar.

En estos siete meses del ciclo 2020-2021, Cirila y el colectivo de maestros de su escuela han trasladado a los estudiantes el amor por esta cultura, además de enseñarles poemas y cuentos; también han realizado biografías y personificaciones usando el atuendo tradicional. Las niñas portan sus enaguas y huipiles y los niños, su guayabera blanca y pantalón oscuro.

Cirila lleva 10 años como docente en esta institución educativa, la cual privilegia el Plan para la Transformación Educativa en Oaxaca (PTEO), un programa opuesto a la reforma educativa en Mexico, donde se revaloriza lo autóctono y la identidad de los pueblos indígenas.

Para sus clases, la profesora habilitó su aula en su recámara, removió sus muebles y colocó un pizarrón y materiales educativos, al igual que contrató el servicio de internet y adquirió una computadora; ahora estas son las herramientas de apoyo que utiliza para encontrarse durante tres veces por semana con sus estudiantes, a quienes extraña porque no ha podido verlos físicamente.

Enseñar a distancia es un desafío que a principio se le complicó, inclusive llegó a ponerse ansiosa y preocupada, pero con el paso de los meses, se adaptó y ahora todo es más fácil, se conecta y durante cinco días de la semana, está atenta de las preguntas, dudas y recomendaciones de sus educandos.

“Llevar una clase en línea es adentrarse a un mundo distinto”, explica la maestra, quien todos los días busca y escoge herramientas que logren un conocimiento significativo para sus estudiantes, quienes no dejan un solo instante de participar y hablar a través de una pantalla.

También ha podido interactuar con ellos de tal forma que no parece que estuvieran separados, durante la hora y media que imparte sus cátedras; los menores se concentran, participan y hasta hay regaños y llamadas de atención.

“La pandemia nos vino a mostrar un nuevo rostro, porque aún a distancia, brindamos a nuestros niños el amor por la cultura y eso es muy significativo, lo hemos logrado con la ayuda de los padres de familia, quienes son nuestros aliados para que todo esto funcione, ahora más que nunca se reafirma y se comprueba que la educación es de tres: Maestra, estudiantes y padres de familia”.

Cirila es apasionada de la educación, ama lo que hace y es que lo heredó de su madre quién además de mostrarle el amor por la educación, también lo hizo con su cultura zapoteca y por eso ella se lo enseña a sus estudiantes.

“Verlos recitar poemas e interpretar personajes de la cultura zapoteca me enorgullece mucho, porque los niños son fantasiosos, son los más sinceros y esto que hacemos, el de aprender, es significativo, y cuando crezcan tendrán muy claro de dónde son y de dónde vienen”.

Quieren ser poetas y escritores

A partir de las clases, el conocimiento y el reconocimiento del entorno, las niñas y niños quieren seguir estos pasos, Aguamarina es estudiante de segundo grado y añora ser escritora como Natalia Toledo, por eso le pide a su papá que todos los días se comunique con ella en zapoteco.

La pequeña de 8 años de edad, toma a diario clases a distancia con la profesora Cirila y le ha gustado conocer su identidad, vestirse con su traje típico y recitar poesía.

“El aprendizaje es significativo, lo estamos cumpliendo”, dice emocionada la maestra, quien no se cansa de atender y superar las dudas de sus estudiantes y padres de familia, que todos los días tienen preguntas.

Cirila también asesora al estudiante que todavía le falta aprender a multiplicar, sumar y restar. Es una maestra como muchas en Oaxaca, donde han tenido que adaptarse a las desigualdades que visibiliza la enseñanza a distancia, comprende al estudiante que no tiene una tableta electrónica o un celular inteligente, ella simplemente le apasiona la educación y lo hace para dejar huella como ha ocurrido en estos 24 años de servicio.

Publicado originalmente en IstmoPress

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