Por Francisco Xavier Ortiz
— Este domingo, día último de febrero de 2021, falleció el sacerdote católico Juan Cordero Cortez, quien dedicó su vida al servicio de indígenas y serranos de la Sierra Tarahumara por más de 40 años.
Afectado por una enfermedad que lo mantuvo en combate varios meses, la mañana de este domingo expiró postrado en una cama de la clínica Christus Muguerza, de la ciudad de Chihuahua.
Su ejercicio pastoral, de acompañamiento profundo, discreto, y de entrega generosa especialmente a los indígenas, lo desarrolló en diversas locaciones y parroquias diseminadas por la sierra; e incluso, algunas temporadas ejerció su ministerio en la diócesis de Chihuahua, específicamente en la parroquia de Santa Eulalia.
Oriundo de Parral, el padre Juanito, así nombrado por la gente y sus conocidos, ingresó al seminario menor de San José, en Carichí, Chihuahua, en 1963. Hizo sus estudios de humanidades y filosofía en Aguascalientes y en Montezuma, Nuevo México; y sus estudios de teología, en Tula, Hidalgo.
Fue ordenado sacerdote por el obispo de la Tarahumara, José Alberto Llaguno Farías, en 1980.
La gratuidad y sencillez con que ha ofrecido su vida a los demás solo es comparable con su excelente sentido del humor y su profunda coherencia humana y cristiana.
Para quienes le conocieron ese sentido del servicio y lo que llaman “don de gentes”, Juanito nunca se los guardó; por el contrario, esas virtudes le habrían allanado su ejercicio pastoral y forjado fuertes lazos de amistad por donde quiera que anduvo; desde Churo, Wapalaina, Cerocahui y San Pablo en Urique, hasta Norogachi, Pawichiki y Raramuchi en Guachochi, por citar algunas tierras y gentes rarámuri que por años recorrió y acompañó.
Crítico agudo de las relaciones abusonas de dominio y expoliación, censuró siempre el ejercicio eclesial tolerante de ese poder antievangélico; y su compromiso fue vivir pobre y entre la gente pobre.
Muy a su estilo y alejado de conmisceraciones, quiso convalecer su enfermedad en el silencio y la intimidad.
Gracias a Juan Cordero —Mundo— por su ejemplo, su amistad y su solidaria entrega.
Descanse en Paz