Por Lilia Cisneros Luján
— Dentro de todos los temas que preocupan a los ciudadanos de los diversos países, está el de la pandemia, porque nos ha enfrentado a disentir de ciertas decisiones gubernamentales que nos parecen limitantes de nuestras libertades. ¿Qué hay de común en lo que reclaman, los franceses, los chilenos, los españoles, los ingleses, los alemanes los guatemaltecos y los rusos? Lo cierto es que más allá de cual sea el reclamo específico de c/u, todos exigen a sus gobiernos cosas que perciben les han quitado, aun cuando se los hayan ofrecido; en resumen, no les han cumplido. Ejemplos comunes: las pensiones; el trabajo, la seguridad del empleo o en su caso compensaciones por haberlo perdido; sistemas de salud justos y efectivos; accesos educativos parejos; oferta de vivienda digna[1] posibilidad de ejercer su libertad de expresión y su derecho a la información.
En la amplia posibilidad que tiene la mente humana de analizar la realidad desde diversos puntos de vista –como resultado de una de las semejanzas que el creador otorgó a sus criaturas- es posible que dependiendo del entorno, los actores y el ángulo, una misma realidad sea abordada con distintos enfoques, como el expresado por una mujer preparada y exitosa en México, que se atrevió a pasar por encima de las interpretaciones machistas de algunos pasajes bíblicos que han considerado a Eva, como la mensajera de mal, pues por su condición de debilidad había sucumbido a los embrujos de una serpiente manipuladora, ¿Por qué en cambio no se considera la posibilidad de catalogarla como la primera investigadora del universo?[2]
Cuando se multiplican en todo el planeta los casos de gobernantes que durante o al final de su ejercicio son repudiados, la pregunta es ¿porque los eligieron? Se dice que en las últimas elecciones ha prevalecido una demanda populista, ¿Qué factores hicieron que las masas demanden líderes populistas e ignorantes de la esencia política? ¿Hasta dónde la mecánica de programas como las telenovelas fue imbuyendo modelos que a la larga llevan a la fama, creando los personajes que hoy se proponen a los puestos de elección popular? El tema ha sido analizado por Armand Matelart y además de repasar sus teorías lo invito a recordar la mecánica de telenovelas que apelaban a la reacción emocional de sus audiencias ¿Qué mujer sometida y reprimida no aspira a convertirse en la Señora o mejor aún la dueña?[3] ¿Por qué la “gaviota” de “destilando amor” se convirtió en primera dama? ¿Qué fibras se movieron para apoyar un banquero francés cuyo mayor mérito fue permanecer enamorado de su maestra de secundaria?
Indudablemente en la democracia contemporánea los ciudadanos, toman en cuenta si es fotogénico, millonario, controlador, con una esposa como algunas de las que hemos ganado el derecho a elegir y ser electas quisiéramos parecer y ¿cuántos de los varones están dispuestos a solapar inclusive conductas poco honestas con tal de que se les incluya en una telenovela que durará cuando menos seis años? Solo que al final de la historia resulta que el pueblo o sea los votantes, se dan cuenta que su participación en las urnas, no implica que le darán oportunidad de decidir el mejor vestido que llevará la actriz principal y mucho menos se le deja decidir con cuál de los pretendientes se comprometerá y lo peor del asunto es que luego del final inesperado, no siempre se castigará a los malos y muchas veces los que parecían buenos resultan ser unos traidores interesados. Los actores de una telenovela tienen su gran momento de fama cuando en un día de asueto y con algunos televidentes privilegiados en vivo y a todo color celebran la boda, el encarcelamiento del malo y la felicidad de los que eso merecen; pero en política ¿puede hacerse eso? Y si no resulta ¿basta con cambiar de agencia publicitaria, de director, de algunos actores secundarios o de productor?
En la democracia cuando la audiencia deja de esperar un final feliz y exige lo que le ofrecieron ¿basta con cambiar de canal o apagar el medio que promueve la serie? Como no es telenovela y por sentirse estrellas del espectáculo y no políticos, lo que en un momento se comportó como audiencia pasiva, busca tener satisfactores y soluciones que esperaba, desechando actores sin esencia porque a final de cuentas el pueblo no es tonto, de ahí que en Francia, como ocurrió en Nicaragua, las multitudes exigen que no se les disminuyan las prestaciones por retiro y jubilación; en este mismo país a la par de la Unión Americana y otros más, se exige poner freno a los abusos policíacos, en vez de darles vuelo tratando de prohibir que los afectados tomen fotos de su excesos y violencia; que se instruya a las instancias pertinentes, para evitar la discriminación por religión o raza , como ocurre en contra de afrodescendientes, orientales o musulmanes; que se escuche en vez de reprimir a quienes protestan por el aumento en el precio de los combustibles; Que se eviten discurso o acciones promotoras de la separación de grupos, por motivos como la migración o la tasación discriminatoria de precios e impuestos; que se busquen soluciones alternas a los despidos colectivos como en España, que los famosos aunque poco duchos en política, ensayen caminos distintos al confinamiento para evitar el enojo de los ingleses; y ahora con el tema de una pandemia respecto de la que hay: verdaderos profesionales que saben lo que debe hacerse y esos que conspiran asegurando se trata de una forma de asesinatos o control colectivo con miras a establecer un planeta menos poblado y el disfrute de privilegios de unos cuantos, mientras en primer lugar se margina a los pobres. Por todo ello y más para este futuro inmediato, no deje de protestar ¡pero hágalo con inteligencia! sin exponerse y con la certeza razonable de que será escuchado y seguido.
[1] Lejos de atender a los sin techo en las urbes desarrolladas la moda es tener espacios –departamentos, piso, propiedades- que no rebasan los 60 metros cuadrados que, para ser idóneos, obligan a los arquitectos a convertirse en verdaderos genios del espacio en la cual pueden vivir máximo dos personas y quizá una mascota. Tal vez un gato aun cuando se sabe que del 15 al 30% de la alergia humana provienen de esto animales.
[2] María de los ángeles Moreno en una conferencia de la UNAM.
[3] Producida por Florinda Meza en 1995, con como actriz principal