Elvis

Por Jesús Chávez Marín

— [Agosto 1990]. Hace 13 años murió Elvis Presley, rey del rock and roll, famoso en toda la tierra.

Su estilerísima presencia proyecta una luz que llega a nuestros días tan vigorosa como sus danzas y canciones que llenaron de energía y ritmo a varias generaciones.

En el Japón puedes hallar jóvenes que visten igualito que Elvis y tocan la guitarra en algún bar, lo mismo que en el más pintoresco pueblecito al sur de los Estados Unidos.

Aquí en Chihuahua, que en muchas maneras también es un pintoresco pueblecito, puedes encontrar a un poeta muy serio y de clásica pipa, que guarde en su casa todos los discos de Presley como uno de sus más preciados tesoros. Este poeta se llama Enrique Cortazar, uno de cuyos pasatiempos más gozosos es recrear los pasos de baile inventados por el rey del rock and roll.

Ahora Elvis es leyenda.

Fue indiscutible héroe popular, un artista definitivamente contemporáneo: artista de masas.

Hoy se cuentan mil historias de su vida, por su recuerdo han corrido toneladas de tinta en libros y periódicos, kilómetros de celuloide en cinematógrafos y videocaseteras.

Se habla de su Cadillac de diamantes, del automóvil rojo que le regaló a una chica pobre que miraba vitrinas en una agencia. De sus reventones en el Acapulco de Miguel Alemán, de que Gladys, su madre, le decía: “hijito, no cantes tan triste porque te vas a morir de tristeza”, cuando solito en su cuarto con su guitarra cantando pasaba noches enteras.

Incluso se afirma que sigue vivo, que: “no estaba muerto, andaba de parranda”. En fin, de alguna manera Elvis Presley sigue fulgurando en el rostro de 1990, en las venas profundas de nuestra cultura global.

Agosto 1990

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