Por Jesús Chávez Marín
—[ Abril, 2001]–El viernes 13 de abril murió, a los 77 años, el decano de los escritores chihuahuenses, Alfredo Jacob, autor del libro Yermo y de un corpus abundante de crónicas, ensayos y poemas que se publicaron desde 1946 en los periódicos y revistas literarias de esta región norte del país.
La vida de Alfredo es un símbolo fuerte para el oficio literario. Nadie como él fue tan valiente para profesar la figura legendaria del poeta: los autores nuevos de su tiempo le pidieron prólogos, estudios preliminares y presentaciones para sus obras; el maestro los favorecía con su brillante prosa, sus ideas claras. Alfredo fue amigo generoso y grata compañía. Su vida bohemia también fue intensa, a pesar de su férrea disciplina de trabajo como profesor del Colegio Palmore y de la Universidad Autónoma de Chihuahua.
Algunos intelectuales han comentado el trabajo de este gran artista de Chihuahua. El arquitecto Mario Arras habla de su estilo: “Jacob es un poeta lírico en cuyos versos fluyen los cantares de su tierra. En las formas clásicas encuentra el medio para expresarse, sobre todo en el soneto y las décimas. Sublimado por la naturaleza, bajo la inflexión de lo romántico, Alfredo canta en el español más puro al amor, la amistad, la belleza de los campos”.
El cronista Zacarías Márquez Terrazas así lo retrata: “Jacob es el último escritor que ha demostrado en sus textos un auténtico respeto hacia la gramática española y un conocimiento real de la preceptiva literaria, manejándola en su forma tradicional, y no optando por la salida fácil y cómoda del verso libre o la llamada prosa poética que permite pregonar coartadas que justifican la ignorancia del idioma, tan comunes en nuestros escritores locales y nacionales, quienes buscan el éxito fácil rehuyendo la disciplina que exige la actividad literaria”.
El novelista Alfredo Espinosa afirma: “Alfredo Jacob ha sido, en la literatura, un obelisco plantado en el paisaje bárbaro de Chihuahua, que nos recuerda que, pese a tanta adversidad, el arte se mantiene de pie”.
Carlos Montemayor escribió: “Alfredo: en tu escritura palpitan las semillas de oro con las que has enriquecido nuestras palabras, con que has ennoblecido nuestras reflexiones, con que has celebrado nuestro paisaje y nuestra memoria. Con tus sabios versos, con tus fraternales y verdaderas palabras”.
Alfredo Jacob fue director de la biblioteca del parque Lerdo, profesor de literatura y de historia del arte y el periodista cultural más completo de los años cincuentas, sesentas y setentas en la ciudad. Todavía en los años ochentas publicó una columna diaria en Novedades de Chihuahua.
Con su muerte se cierra, con broche de oro, una época del arte chihuahuense.
Abril 2001