Por EFE
—Venecia, Italia.- En su última gira Roger Waters levantaba un cartel que rezaba “Los cerdos rigen el mundo”. Un mensaje que hoy, viernes, llevó a la Mostra de Venecia, donde ha presentado una película de aquellos conciertos como un llamamiento a “resistir”.
Waters ha vuelto a rodar un concierto y en este caso muestra el que ofreció en Amsterdam en 2018, en su gira mundial, en la que hizo sonar los temas más conocidos de la banda de rock y de su último trabajo en solitario, “Is this the life we really want?” (2017).
La dirección es de Sean Evans, autor de algunos de sus videoclip como “Wait for her” o “The last refugee”, y que filmó otra película en su gira “The Wall” (2015), mezclándola con un íntimo viaje de Waters para conocer a su padre, caído en la II Guerra Mundial.
Aquel proyecto fue efectivamente biográfico pero la grabación de este último concierto consiste en todo un alegato “político”.
En el escenario de Amsterdam, con impresionantes efectos visuales y sonoros, Waters y los suyos hacen sonar su tema “Pigs” mientras se ponen máscaras de cerdo y brindan como si de magnates se trataran.
Entretanto un enorme cerdo hinchable sobrevuela las cabezas del público con el lema “Sé humano o muere” pintado en el lomo, y en las pantallas se suceden imágenes de la belicosa frontera entre Israel y Palestina o de inmigrantes jugándose la vida en pateras.
El clímax llega con el himno de Pink Floyd, “Another brick in the wall” (1979): Un grupo de niños que aparecen vestidos como reos, con la cabeza cubierta y con un mono naranja, para después revelarse y mostrar un mensaje clarividente en sus ropas: “Resiste”.
Este es el mensaje que sobrevuela en la filosofía de Waters: “Quería expresar mi empatía hacia seres humanos, hermanos y hermanas ‘homo sapiens’, que tienen menos de lo que tengo yo y sufren agonías cada día que yo no vivo pero que me afectan igualmente”, sostuvo.
Por eso su visión es una pugna constante entre el “Us” (nosotros) y el “Them” (ellos), los poderosos, los dueños del mundo, a quienes acusa de abusar de la sociedad, de programarla con tecnologías y “iPhone” que son una “pérdida de tiempo” y deshumanizan.
En su punto de mira están el primer ministro de su país, Boris Johnson; el presidente de Estados Unidos, Donald Trump; el líder ultraderechista italiano Matteo Salvini, o el actual presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, al que arremetió con especial dureza.
Esto a pesar de que en octubre de 2018 le criticó en un concierto en Sao Paulo y fue abucheado por el público, una conducta que achacó a un “populismo” que campa “por toda” América y Europa.
Por contra ensalzó al expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, un “héroe monumental” al que ha tratado sin éxito visitar en prisión, y lamentó las sanciones económicas que, opinó, tienen como propósito “destruir desesperadamente” la revolución en Venezuela.
“Debemos defendernos de las técnicas nacionalistas que ya hemos visto en nuestras vidas y que destruyen este pequeño planeta sobre el que vivimos”, instó.
En su discurso también tiene cabida uno de los fenómenos que golpea Italia, el de la inmigración procedente de las costas africanas, y rechazó la retórica del “miedo hacia el otro”.
“No vienen porque quieran robarte la pizza sino porque están simplemente desesperados y quieren criar a sus hijos”, defendió.
A sus 76 años, cumplidos precisamente este 6 de septiembre, Roger Waters pone toda su esperanza en los jóvenes que siguen abarrotando sus conciertos.
“Los jóvenes reconocen la verdad en esta música. La mayor parte de la música popular está completamente vacía de significado, contenido y emoción y por eso en cada generación habrá jóvenes que busquen significados de su vida”, alegó.
Pues cree que el mundo “necesita desesperadamente” que todos sus jóvenes “comprendan que las ideas son buenas, no solo los iPhones”. Como recomendación, instó a leer libros distópicos sobre la sociedad de un futuro ya perceptible como “1984” o “The Brave New World”.
“Solo a través de la lectura lograremos encontrar un camino a través de la vida, para actuar con esperanza y sabiduría”, alentó.
En definitiva, el músico británico reclama unidad ante los abusos del poder, las barreras entre estados, quiere hermandad: “Si no actuamos colectivamente y resistimos a las fuerzas del neofascismo y del neoliberalismo que están haciendo colapsar nuestro planeta, no dejaremos nada como legado a nuestros niños”, dijo, preocupado.