Por Desinformémonos. org |
El plantón en memoria de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa en la avenida Reforma «es un acto de resistencia y esperanza que trasciende el tiempo y el dolor», aseguró Cristina Bautista, madre del normalista desaparecido Benjamín Ascencio Bautista, frente a los cuestionamientos a los padres y madres de los estudiantes sobre por qué continúan su lucha a más de diez años de la Noche de Iguala.
«La pregunta que constantemente nos hacen “¿por qué siguen en plantón, si los 43 ya están ‘muertos’?” nos confronta con una verdad desgarradora: la búsqueda de justicia no se detiene ante la desesperanza», aseguró en una publicación en sus redes sociales, donde reitera que cada día que el plantón se mantiene en pie en la avenida «es un recordatorio de que la lucha por la verdad y la justicia no es sólo por los 43, sino por todos aquellos que han sido víctimas de la violencia y la impunidad» en México.
«Si el caso de Ayotzinapa, con toda la atención y el apoyo internacional que ha recibido, sigue sin resolverse, ¿qué esperanza queda para los más de 100 mil desaparecidos en México? Este es un grito de auxilio que no podemos ignorar», agregó Bautista, cuyo hijo Benjamín fue desaparecido junto con 42 normalistas el 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero.
Bautista señaló que «es fundamental» que haya unión en las luchas por la búsqueda de desaparecidos en México y que haya empatía «por el dolor ajeno», así como que se reconozca que la búsqueda de justicia «es un derecho de todos».
«La memoria de los 43 y de todos los desaparecidos debe ser un faro que nos guíe hacia un futuro donde la violencia y la impunidad no tengan cabida. A pesar de la devastadora realidad que enfrentan las familias, quienes han sido marcadas por la ausencia de sus seres queridos, su lucha sigue viva», subrayó Doña Cristi, como es conocida entre los movimientos sociales del país.
A continuación el texto completo:
La permanencia del plantón en memoria de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa en Paseo de la Reforma en la Ciudad de México es un acto de resistencia y esperanza que trasciende el tiempo y el dolor. A pesar de la devastadora realidad que enfrentan las familias, quienes han sido marcadas por la ausencia de sus seres queridos, su lucha sigue viva.
La pregunta que constantemente nos hacen ¿por qué siguen en plantón, si los 43 ya están ‘muertos’?», nos confronta con una verdad desgarradora: la búsqueda de justicia no se detiene ante la desesperanza.
Cada día que el plantón se mantiene en pie es un recordatorio de que la lucha por la verdad y la justicia no es solo por los 43, sino por todos aquellos que han sido víctimas de la violencia y la impunidad en nuestro país. La voz de las madres y padres que claman por respuestas es un eco de las miles de familias que, en la penumbra de la incertidumbre, viven la angustia de no saber el destino de sus seres queridos. Si el caso de Ayotzinapa, con toda la atención y el apoyo internacional que ha recibido, sigue sin resolverse, ¿qué esperanza queda para los más de 100 mil desaparecidos en México? Este es un grito de auxilio que no podemos ignorar.
La impunidad que rodea a estos casos es un mensaje aterrador: la vida de cada persona desaparecida puede ser desechada sin consecuencias. La posibilidad de que alguien sea borrado del mapa sin que se haga justicia es una realidad que nos debería llenar de indignación y tristeza.
Cada día que el plantón se mantiene es un acto de desafío contra esta impunidad, un acto de amor hacia aquellos que han sido silenciados y olvidados.
Es fundamental que nos unamos en esta lucha, que sintamos la empatía por el dolor ajeno y que reconozcamos que la búsqueda de justicia es un derecho de todos. La memoria de los 43 y de todos los desaparecidos debe ser un faro que nos guíe hacia un futuro donde la violencia y la impunidad no tengan cabida.
Al mantener el plantón, no solo honramos a los que han partido, sino que también exigimos un cambio, un compromiso real de la sociedad y del Estado para que nunca más se repita esta tragedia.
La lucha continúa, y cada voz cuenta.
Únete y se parte de un verdadero cambio,
¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!