Nuestras contingencias

Por Francisco Ortiz Pinchetti

La contaminación en la Ciudad de México

Lo que verdaderamente aterra –además de los daños a la salud que cada día se comprueban más– es constatar que las autoridades de la Ciudad de México y sus asesores no tienen idea de cómo enfrentar con eficacia el problema de la contaminación atmosférica en la metrópoli. Pasan los días, las semanas y los meses sin que haya claridad en el diagnóstico cabal del problema. Se insiste en culpar a los autos de los altos índices de contaminación por ozono, pero no se atina a esbozar siquiera una solución en torno a la polución provocada por partículas suspendidas, que es la más peligrosa para la salud humana.

Con el párrafo anterior, textual, empecé mi columna publicada en este espacio el 26 de mayo de 2016, hace justo tres años. Es obvio que podría haberlo escrito ayer por la tarde, luego de conocer las “nuevas” medidas de las autoridades de la Megalópolis para enfrentar el problema,  días después de la llamada “contingencia extraordinaria” de la semana anterior, que obligó inclusive a la suspensión de clases en escuelas de todos los niveles.

Sí, es aterrador.

Se insiste de nuevo en culpar a los automóviles del problema, como se deduce de la decisión de incorporar ahora a los vehículos con holograma 0 y 00 (los que se supone que menos contaminan) a la prohibición obligada de circular. No se atiende la opinión de los especialistas y se recurre a medidas más efectistas que eficaces, sólo para paliar la otra contingencia, la informativa, de la cual no salió nada bien librada la Jefa de Gobierno capitalina, Claudia Sheinbaum Pardo.

El doctor Mario Molina, premio Nobel de Química 1995, había insistido luego  de la emergencia de la semana pasada en que el programa Hoy no Circula tiene grandes limitaciones, al grado de hacerlo poco menos que inútil.

Fue contundente el científico mexicano: “Aunque el principal efecto que tuvimos fue por los incendios y las partículas finas llamadas PM2.5, porque son las partículas que penetran en los pulmones, también hubo problemas con el Ozono, que está más conectado con las emisiones, pero curiosamente está conectado de una manera más complicada”, dijo en una entrevista con Pascual Beltrán del Río en Excélsior.  “Por eso a veces tenemos más Ozono los fines de semana cuando hay menos coches circulando. Así es que el Hoy No Circula no es la solución para este tipo de problemas”.

El Nobel predica en el desierto.

Ya en las emergencias vividas durante el sexenio anterior, cuando Miguel Ángel Mancera Espinosa ocupaba la jefatura de Gobierno capitalina, se había comprobado que el único alivio eficaz y constatable para abatir los índices de contaminación tanto por Ozono como por partículas suspendidas es Don Clima. Casi en automático, al disminuir la intensidad de las radiaciones solares disminuye la producción del gas letal. Y la lluvia y los vientos son el remedio natural y más eficaz para reducir la cantidad de polvos suspendidos en la atmósfera, agravada por los incendios forestales cuya prevención se vio disminuida por un absurdo y drástico recorte presupuestal a la Comisión Nacional Forestal.

Esta vez se repitió. Los índices no disminuyeron a lo largo de cuatro días, ni con la reducción de los vehículos en circulación ni con la suspensión de actividades escolares y otras medidas: un buen aguacero permitió levantar por fin la contingencia en el Valle de México, el pasado 18 de mayo.

Luego de culpar a las administraciones anteriores por no haberle dejado un protocolo para  enfrentar el tema de las partículas suspendidas MP 2.5 y de permanecer atónita ante la emergencia en lugar de tomar medidas de inmediato, lo que le valió un merecido zangoloteo en las redes sociales, la Jefa de Gobierno se reunió con la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) para examinar otra vez  el problema y ésta dio a conocer el miércoles, finalmente, la “nueva estrategia”… que en el fondo viene a ser lo mismo.

Determinó la CAMe como gran innovación la restricción a la circulación de los autos con calcomanías 0 y 00 cuando se decrete Contingencia Ambiental. Esta restricción se aplicará en casos por contaminación de Ozono, PM10 y PM2.5, por lo que dejará de circular 20 por ciento los vehículos con estos hologramas, con base en la terminación de su placa. Estos autos se sumarán a los que habitualmente entran al Doble Hoy No Circula, que se activa con las contingencias para los autos con hologramas 1 y 2.

Adicionalmente, el nuevo Programa incluye una “Fase Preventiva” que se activará con base en el pronóstico del día siguiente cuando indique 70 por ciento de probabilidad de alcanzar 140 puntos Imeca para Ozono y 135 para PM10 y 2.5.

De manera inmediata los especialistas criticaron el plan. “Los parámetros establecidos para declarar contingencia siguen siendo bastante laxos e insuficientes para la protección de la salud de la población”, indicó el grupo conformado por organizaciones civiles entrevistado por Reforma.  Pablo Ramírez, experto de Greenpeace, explicó que Ciudad Nezahualcóyotl llegó a reportar 161 Imeca de PM 2.5 durante la emergencia causada por los incendios forestales la semana pasada, lo que equivale a 110 microgramos por metro cúbico. La contingencia se detonará ahora a partir de 97 microgramos, equivalentes a 150 Imeca. Y enfatizó Ramírez: “La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda una exposición máxima de 20 microgramos”.

Habría que empezar por cierto por aclarar el significado verdadero de la palabra “contingencia”, que no sé a quién se le ocurrió para describir las situaciones de emergencia ambiental causadas por la contaminación y durante las actuales se pone en peligro la salud de los habitantes.  Según la RAE, contingencia significa: “Posibilidad de que algo suceda o no suceda” o “cosa que puede suceder o no suceder”. Me parece que aquí ya sucedió. Válgame.

@fopinchetti

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