Por Magdalena Gómez/ La Jornada
—La semana pasada se realizaron en la Ciudad de México dos reuniones significativas, si bien no exhaustivas en cuanto a la representatividad del conjunto del movimiento indígena nacional en el país. Importa retomar algunas de sus reflexiones en estos tiempos de continuidad respecto a la invisibilización de los pueblos indígenas, de sus demandas colectivas y autonómicas.
Del 6 al 8 de mayo , el Centro de Estudios para el Cambio en el Campo Mexicano (Ceccam) organizó una reunión con integrantes de comunidades, de pueblos originarios –maya, zapoteco, ikoot, ikojt, ayuuk, nahua, totonaco, ñuu sávi, zoque, chuj, tseltal, ch’ol, lacandón, rarámuri, me’phaa, yaqui, chatino–, de 20 estados del país. El eje de reflexión fue la defensa de sus territorios y su situación ante el cambio de gobierno. Reconocieron que muchos apoyaron a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y hoy su reacción generalizada, por decir lo menos, es el desconcierto, si no el desencanto.
Señalaron que la amenaza , violencia y criminalización que viven, viene de atrás, con las mineras, las empresas petroleras y de gas, las generadoras de electricidad a partir de presas hidroeléctricas, termoeléctricas, generadores eólicos, y otros megaproyectos. Anotaron que si bien el Presidente declaró que no dará más concesiones mineras, no cancelará ninguna de las existentes, eso no es alivio, pues la mayoría regirán durante 50 años.
En el caso de los gasoductos se ha declarado que iniciarán operaciones los que se han detenido por la acción de opositores. No se sabe que hará frente a las resoluciones judiciales favorables que se han logrado. El recuento incluyó a los principales proyectos de este gobierno, el Corredor Multimodal Transístmico, el Tren Maya, el Proyecto Integral Morelos, cuya afectación a la vida de los pueblos y a sus derechos está a la vista. Fue muy destacada la ausencia y/o simulación de consultas.
Entre las múltiples denuncias y amenazas concretas, se destacó la próxima audiencia sobre el proceso que mantiene en la cárcel a Marco Antonio Suástegui, y al liderazgo del Consejo de Ejidos y Comunidades Opositores a la Presa La Parota (Cecop) en Guerrero, el cual ha estado plagado de violaciones al debido proceso y en justicia procede que se ordene su liberación. Nada bueno augura para los pueblos el incremento de la militarización con la Guardia Nacional y la creciente persecución a las auténticas guardias y policías comunitarias.
Ante este panorama reconocieron medidas como el rechazo a los transgénicos, al fracking y el combate al huachicoleo. Muy destacado fue el señalamiento de que los programas de AMLO están destinados a beneficiarios individuales. Esta visión fue refrendada por él en El Nayar hace tres días, donde hizo énfasis en las familias indígenas, lo cual no corresponde con lo que dijo: Son antiguos pobladores de estas tierras, es la verdad íntima de México, la de los pueblos originarios, los pueblos indígenas.
La segunda reunión, el 9 de mayo, organizada por el Ciesas y la UAM, abordó una experiencia de contraste. El conversatorio Construyendo autonomías indígenas: las experiencias de Cherán, Ayutla y Oxchuc, con autoridades electas de los dos últimos, compartieron su complejo proceso de lucha por el reconocimiento oficial a sus formas organizativas y las medidas que han tomado para consolidar su autonomía y defender la dignidad para elegir a sus autoridades en apego a sus formas de gobierno.
Cherán lleva ocho años y los procesos de Ayutla y Oxchuc son recientes. Todo un campo de contradicción con las prácticas hegemónicas oficiales. La tercera reunión no existió, no puede realizarse en Chiapas como todavía ocurrió antes de las elecciones de julio de 2018, no debemos ignorar que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, sus juntas de buen gobierno, ejemplo de autonomía plena, están asediadas en su territorio por militares y pese a la denuncia reciente del Centro Fray Bartolomé de las Casas, el Estado ha optado por la estrategia salinista de ni los veo ni los oigo. ¿Quién ordena estas acciones?, ¿a quién se da cuenta?
Mal haremos en dejar sólo en una frase retórica, cada vez menos pronunciada, sobre el reconocimiento al parteaguas que significó para la lucha de los pueblos indígenas del país y el mundo el levantamiento zapatista el 1º de enero de 1994. El EZLN se ha pronunciado con fuerza junto al Congreso Nacional Indígena, en torno a los megaproyectos anunciados que se refieren en la reunión de Ceccam y ha cuestionado el perfil y orientación del actual gobierno como nadie. No debemos permitir que en efecto se compruebe la frase pronunciada por el subcomandante Moisés: Estamos solos. El espejo de estas líneas está incompleto sin ellos, si bien la imagen del movimiento indígena no es sólo con ellos.