Por Francisco Ortiz Pinchetti
Mientras los panistas dan un espectáculo bochornoso originado en la debacle electoral de su partido y los morenistas se pelean hasta con los dientes la piñata de la victoria, varios sesudos analistas, especializados en estadísticas y esas cosas, van llegando a la conclusión –un mes después– de que los programas sociales fueron el elemento crucial en el resultado de las elecciones presidenciales del pasado 2 de junio.
Descubren el hilo negro.
Por supuesto tienen razón analistas como Gabriel González Molina, Leonardo Curzio, Luis Alberto Vidrio y Francisco Abundis, entre otros. Siempre me pareció obvio: estaba cantado, carajo. Al menos en cuatro ocasiones, la primera en marzo de 2021, advertí en este espacio de la importancia que dichas dádivas en la popularidad imbatible de López Obrador, mantenida a pesar de sus sucesivos aberraciones y fracasos, y luego como factor determinante en los comicios que estaban por venir.
El 9 de agosto de 2022, hace casi dos años, bajo el título El fenómeno AMLO”, escribí:
“El tema que a mí me parece fundamental para explicar el fenómeno AMLO, está en la eficacia del uso de los programas sociales. Las dádivas que el “gobierno del bienestar” entrega a adultos mayores, a jóvenes, a campesinos, a estudiantes, tiene un efecto descomunal. El manejo mañoso del tema como un regalo casi personal de Andrés Manuel ha sido exitoso. “La tarjeta del Peje”, le llaman muchos al plástico que da acceso al recurso bimestral. Sobre todo en el caso de los viejitos. Como quiera, son tres mil 850 pesos que reciben (en ese entonces) cada dos meses. Muy buenos. El agradecimiento que les provoca su pensión se extiende además a los miembros de su familia, para los que resulta un alivio para sus responsabilidades… de paso.
Y tiene así un efecto multiplicador, ponía, sobre todo en el contexto de una cultura popular tan proclive y sensible a la dádiva, a lo gratis, al regalo. “La gran mentira que difunde Morena con fines abiertamente electorales es que si los neoliberales regresan al poder suspenderán esas entregas, no obstante ser ya beneficios inscritos en la Constitución”.
El 26 de mayo de 2023 advertí en Los dineros ¿de Andrés?: “Lo que de plano me azora, y además me aterra, es que (los opositores) no se percaten de la necesidad imperiosa de combatir con todo el arma electoral clave y para mi absolutamente evidente de Andrés Manuel, cuyo objetivo es claramente estar en la elección… sin estar en la boleta. Hace tiempo que los partidos, los dirigentes, los aspirantes, los estrategas políticos y los publicistas de la oposición debieran estar empleando prioritariamente todas sus posibilidades de difusión, desde los tiempos oficiales hasta las declaraciones, entrevistas y eventos públicos a desengañar y convencer a la ciudadanía que los programas sociales del gobierno de Andrés Manuel, particularmente el de la pensión universal a los adultos mayores, es desde 2020 un derecho constitucional y no una dádiva magnánima del mandatario en turno.
El beneficio fue ampliado por un decreto de López Obrador emitido en marzo de 2021 –con clara intención electorera–, justo tres meses antes de las elecciones intermedias de ese año. Ese decreto establece que la pensión universal de los adultos mayores se entregará ya no a los que tengan más de 68 años, sino a partir de los 65 años.
Andrés Manuel anunció también en esa ocasión que la pensión, en ese entonces de casi tres mil pesos bimestrales, se incrementaría gradualmente hasta llegar al doble al inicio de 2024. Así ha sido: empezó con un incremento del 15 por ciento en ese 2021 y ha tenido aumentos del 20 por ciento en 2022 y 2023, de modo que actualmente es de cuatro mil 800 pesos cada dos meses. El año próximo, en que se celebran los comicios presidenciales, el aumento será de otro 20 por ciento para llegar a los seis mil pesos bimestrales: tres mil pesos cada mes.
“Deberían los opositores desmentir cotidianamente, todos los días, las insinuaciones o advertencias directas del propio Presidente, de la jefa de Gobierno, de los gobernadores morenistas o de cualquier funcionario federal respecto a que la llegada de un gobierno distinto a Morena significaría la cancelación de este beneficio”, escribí. “Es una mentira que debiera estarse machacando en cualquier oportunidad. Un el tema crucial, diría yo, determinante en la elección del año próximo”.
No exagero, recalcaba yo. “Sobre los alcances electoreros de ese apoyo económico hay que considerar varios aspectos. Actualmente lo reciben 11 millones 239 mil 840 derechohabientes mayores de 65 años en el país. De esa ayuda se benefician no sólo quienes la reciben, sino también los parientes cercanos para quienes la pensión a su viejito significa un obvio alivio para sus responsabilidades. Según especialistas, pueden calcularse que tres personas mayores de edad (conyugue, hijos, entenados, nietos, sobrinos entre ellos) resultan indirectamente beneficiadas por cada adulto mayor. Esto significa un sector de más de 36 millones de ciudadanos agradecidos.
El 5 de enero de este año (Compra de votos, desde Palacio), me referí al anuncio de AMLO de que “debido a la veda electoral” se adelantaría la dispersión de los apoyos gubernamentales a adultos mayores, de modo que en el mes de febrero recibirán juntos los montos correspondientes a los bimestres marzo-abril y mayo-junio. Confirmó asimismo que los estímulos para personas mayores de 65 años llegarían a sus destinatarios a partir del primer bimestre de este año, justo casualmente en el arranque del proceso electoral 2024, con un aumento del 25 por ciento: pasarán de cuatro mil 800 pesos a seis mil pesos bimestrales.
“Así –calculé–, cada uno de los poco más de 12.1 millones de beneficiaros de este programa recibirán de un jalón 12 mil pesos en el mes de febrero… además de los seis mil pesos del primer bimestre de este año que se está distribuyendo actualmente (en ese mes de enero). En total, un cañonazo de 18 mil pesos a cada viejito, yo incluido, lo que si Pitágoras no era peluquero implica una erogación total de más de 217 mil millones de pesos. Doscientos diecisiete mil millones de pesos…”.
Subrayaba yo que el pretexto de la “veda electoral” que manejó el Presidente era absolutamente falso. La Ley no prohíbe la ejecución de programas sociales durante la campaña electoral, como falsamente manejó el tabasqueño. En los “Lineamientos para garantizar los principios de neutralidad, imparcialidad y equidad en materia electoral por parte de las personas servidoras públicas” del INE la legislación electoral vigente establece: “Artículo 10. Durante las campañas electorales, podrá continuar la entrega de beneficios de programas y actividades institucionales de conformidad con el calendario previamente aprobado en las reglas de operación o normativa que los regule”.
Y pareció que nadie se dio cuenta.
Se estima –ojo– que actualmente, 70 por ciento de las familias mexicanas recibe algún apoyo a través de alguno de los programas sociales del gobierno, lo que ha permitido paliar parcialmente el impacto negativo de la inflación”.
Con todo respeto, pero a millones de mexicanos les vale madre que cada día sean asesinados 85 personas en el país, que la economía no levante, que la inflación galope, que Bartlett tenga 21 casas, que el crimen organizado controle cada vez más regiones enteras de la República, que no exista Estado de Derecho, que Pemex quiebre, que el Tren Maya se descarrile, que el Presidente diga 102 mentiras cada día o que sus hijos estén supuestamente inmiscuidos en negocios ilícitos.
“¿Quién te regala tres mil pesos cada mes?”, me preguntó un amigo taxista cuando lo cuestioné sobre la razón de su voto. “¿Quién?”
Finalmente ponía yo en ese texto que era “inaudito por todo lo anterior que no existiera una campaña masiva para explicar a la población que esos beneficios constitucionales no pueden ser eliminados, sea cual sea el partido o coalición que asuma el poder en 2024”.
La oposición, la candidata finalmente lo hicieron… cuando ya era demasiado tarde y sin la necesaria contundencia. Ahora los especialistas concluyen que, además de las inauditas torpezas cometidas en la campaña, ese fue el factor decisivo. Válgame.
DE LA LIBRE-TA
IMPUNIDAD. Formidable conclusión a la que llegó el Tribunal Electoral de la Federación: El Presidente López Obrador violó 36 veces la Ley en sus conferencias matutinas de Palacio Nacional, rompió la imparcialidad y usó ilegalmente recursos públicos para favorecer a Morena y su candidata. Trasgredió los principios de imparcialidad, neutralidad y equidad en la contienda, además de realizar promoción personalizada y uso indebido de recursos públicos, precisa el TEPJF. Sin embargo, “al no poder sancionar al Mandatario federal”, se impusieron multas a Claudia Sheinbaum por 10 mil 374 pesos y a Morena por 20 mil 748 pesos. Con razón el tabasqueño se muere de risa.
@fopinchetti