Comunidades indígenas se apropian de sus procesos de comunicación

Personas de comunidades indígenas del norte y centro de México cursaron un diplomado en comunicación comunitaria realizado en la Sierra Tarahumara, en el que aprendieron sobre boletines de prensa, podcasts, fotografía, redacción, producción de videos, producción de radio e instalación de equipos de internet e intranet.

Fotografías de Óscar Rosales / Raúl F. Pérez / e integrantes del diplomado

Chihuahua.- Personas de comunidades indígenas de distintas regiones del país, se unieron a lo largo de 10 meses en el estado de Chihuahua, para intercambiar ideas y conocer herramientas para fortalecer la comunicación comunitaria y lograr unos de sus principales objetivos: rescatar la lengua, las costumbres y las tradiciones, y a la vez difundir su cultura.

Para ello escucharon a personas especialistas durante 4 módulos realizados en la Sierra Tarahumara, y en los cuales dieron a conocer el modo en el que ya realizan productos de comunicación en comunidades como la otomí, en el estado de Hidalgo y Querétaro, yaquis y mayos del estado de Sonora, wixárica de Jalisco, y pimas, ódami y ralámuli del estado de Chihuahua.

Esto lo lograron mediante un Diplomado en Comunicación Comunitaria, impulsado por 11 organizaciones de la sociedad civil, con la intención de que las comunidades se apropien de sus métodos de difusión y la manera en que dan a conocer las problemáticas que viven desde su cosmovisión.

Para ello se tuvieron módulos sobre medios de comunicación, la creación de boletines de prensa, realización de podcast, desde el guión hasta su grabación y postproducción, además de técnicas de fotografía, de escritura, de videograbación, y conocer experiencias de radios comunitarias y de redes comunitarias de internet e intranet.

Una de las organizaciones promotoras del diplomado es Sińe-Comunarr, una colectividad localizada en Creel y que busca incidir en el fortalecimiento de la autonomía y la libre determinación de los pueblos originarios en sus territorios.

Miguel Cárdenas, o “Mike” como se le conoce, integrante de ese colectivo, explicó que la idea surgió porque querían que las personas de comunidades indígenas de Chihuahua pudieran conocer experiencias de comunidades de otras partes del país, pero además de que todas tuvieran un espacio de aprendizaje.

Para ello se apoyaron de otras agrupaciones como el Fondo de Defensores, el Centro de Investigación en Tecnologías y Saberes Comunitarios (Citsac), Profectar, la dirección de incidencia, programa de interculturalidad y asuntos indígenas de la universidad Ibero.

Así como de Redes por la Diversidad, Equidad y Sustentabilidad AC, Rhizonmatica, Servicios Integrales Émuri AC (Siné), el Colectivo Epistémuco de Teoría Crítica (Colepi), El Centro de Desarrollo Alternativo Indígena AC (Cedain), la Construcción de Mundos Alternativos Ronco Robles (Comunarr), y el medio de comunicación Raíchali.

“Creímos que iniciar un diplomado podría ser una buena idea, y ver si esto puede desenvolverse en algo más académico”, refirió “Mike”.

Los módulos se dirigieron a personas que forman parte de pueblos originarios y que participen en algún proceso comunitario, o busquen incidir de alguna forma en sus comunidades, ya que parte de las herramientas tuvieron que ver con la palabra, comunicación y cultura, investigación y periodismo responsable, creación de contenidos, el pensar críticamente la información, entre otras líneas de trabajo.

Hubo 4 encuentros del diplomado. El primero se dio la última semana de junio y el segundo a principios de octubre del 2023, ambos en Sisoguichi, ubicado en el municipio de Bocoyna; el tercero y cuarto se realizaron en Creel, municipio de Bocoyna, y en Mogótavo, municipio de Urique, a principios de enero y a mediados de abril de este 2024, respectivamente.

En el primero de los encuentros se abordaron las historias y luchas que llevan en cada una de las comunidades asistentes, así como la forma de comunicarse y los impactos en las herramientas y estrategias para hacerlo; en el segundo se realizaron análisis de contexto, mientras que en el tercer módulo se trabajó en la creación de contenidos y la difusión de productos de comunicación, mientras que en el cuarto y último módulo se vieron proyectos de redes de comunicación comunitaria.

LOS PROYECTOS COMPARTIDOS

Desde Querétaro a Hidalgo, pasando por Jalisco y hasta llegar a Chihuahua y Sonora. De todos esos estados hubo experiencias compartidas, con tantas coincidencias dentro de las propias diversidades regionales.

Neri Díaz de Jesús es de la comunidad hñähñu de San Ildefonso de Tultepec, estado de Querétaro. Ella forma parte de un colectivo que se esfuerza por realizar producciones para una radio comunitaria a fin de rescatar el idioma originario y sus tradiciones. Una de las principales ideas que se llevó del diplomado es hacer videocartas, una experiencia que en la sierra de Chihuahua permitió a niñas y niños rarámuri comunicar sobre su entorno.

Cruz Ortiz es de la comunidad yoreme o mayo del estado de Sonora. Él colabora en el colectivo “Lluvia de voces Yoremes”, un proyecto de fotografía, video y radiodifusión, que se enfoca en hacer conciencia sobre los simbolismos de la comunidad que, a su visión, se han ido perdiendo poco a poco por varios factores, entre ellos la tecnología.

Pero es justo la tecnología que pudiera ser una ventaja, explica, ya que si bien ha generado dinámicas negativas en los pueblos, puede ser una fortaleza para recuperar la lengua materna.

Eusebia Flores por su parte es de la tribu yaqui, de Sonora, y está en un colectivo llamado Marabunta Filmadora. Los esfuerzos los han dirigido a hacer videos de manera participativa, es decir, que cuenta con las ideas de varias personas de la comunidad, quienes se encargan de realizar los guiones, manipular las cámaras y aprender de nuevas herramientas de comunicación.

“La idea es combinar los proyectos que suavicen esta dinámica de confrontación entre lo tradicional, ancestral, con la cultura general”, detalla Mario.

Además tienen una escuela autónoma, que si bien no está reconocida por las autoridades educativas federales ni estatales, les permite tener total libertad en su propia forma de impartir clases de lengua yaqui, fortalecimiento de la identidad, de la cultura, de la danza, de cantos ancestrales, y demás aspectos comunitarios.

Lino Jiménez por su parte, llegó al diplomado desde Jalisco. Es de la comunidad wixárika de Popotita, al norte de ese estado. Su idea principal es generar productos de difusión de lo que pasa en su comunidad, sobre todo del aspecto visual y turístico, de resaltar los paisajes y beneficios que tiene esa región jaliciense mediante videos cortos.

Tere Todos los Santos y Lino Jiménez

También de Jalisco estuvo en varios módulos Awkue o Sofía García Mijarez, integrante del Consejo Regional Wixárika por la Defensa de Wirikuta, una comunidad que mantiene una lucha por la cancelación de concesiones mineras que amenazan su tierra sagrada. Por lo cual uno de sus retos era generar comunicaciones claras sobre esa batalla que llevan a cabo.

Del estado de Hidalgo estuvo Israel Paredes, integrante de la comunidad otomí y hablante de hñähñu, cuya labor se especializa en generación de videoblogs realizados de manera comunitaria. Se ha enfocado, por ejemplo, en recrear recetas de cocina que poco a poco se han ido relegando, o sobre la flora y fauna del Valle del Mezquital.

“Intentamos preservar y darle difusión a todo lo que engloba la comunidad, de la vida diaria, de la cosmovisión”, dice. Actualmente graba una serie documental dedicado a la gastronomía de esa región.

Mientras que Todos los Santos Villalobos Vigil, conocida como Tere, es una mujer ralámuli y reconocida activista de San Ignacio de Arareko, seccional de Creel, que ha acompañado durante muchos años a mujeres víctimas de delitos de género. Su lucha se ha extendido a problemas que viven en la región, con un turismo cada vez más depredador y que ha provocado un impacto negativo en el ecosistema de las comunidades indígenas.

Karla Quintana es periodista integrante del equipo de Raíchali. Ella es descendiente de comunidad pima, una cultura indígena que se encuentra principalmente en el noroeste del estado de Chihuahua. Una de sus preocupaciones es el rescate del idioma, ya que el pima es una de las lenguas indígenas que menos se habla en la entidad.

Por su parte Luis Pérez, defensor del territorio de Bosques de San Elías de Repechique, acudió al diplomado para impulsar talleres con jóvenes de la comunidad para que estén más enterados de lo que se vive en la región con el despojo del medio ambiente, y que puedan ser las nuevas generaciones de quienes levantan la voz por la comunidad.

Eva Pérez, otra de las asistentes a los módulos, también es de Bosques de San Elías Repechique, pero su trabajo se ha enfocado más en la promoción de la salud. Ha trabajado en clínicas de la región de Creel y ha denunciado en varias ocasiones las carencias que existen en el sistema de salud.

Integrantes de la comunidad de Mogótavo con la periodista Patricia Mayorga

Otro de los proyectos de Chihuahua fue explicado por Miguel Parra, de la comunidad de Mogótavo, municipio de Urique. Este proyecto logró cristalizarse al término del diplomado, que fue la instalación de equipo para tener una red de internet e intranet comunitaria.

Las personas que cumplieron satisfactoriamente con los módulos obtuvieron un diploma para certificar su participación.

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