Ortiz-Pinchetti: “Pura basura”

Por Francisco Ortiz Pinchetti

La ocurrencia presidencial de adelantar a su antojo los tiempos electorales sin atender a lo que marca la Ley, la insuficiente claridad y las contradicciones en la norma y la falta de energía en la actuación de los órganos electorales federal y locales, han convertido la contienda por las candidaturas en un herradero, en donde todo se vale.

Esto ha sido particularmente grave en el caso de Ciudad de México, donde los aspirantes a la nominación de Morena han tomado la capital toda  como campo de batalla, una guerra de papel que colma postes, árboles, transportes públicos, albortantes, puentes peatonales, y cuanto inmueble urbano esté al alcance de su diurex, para literalmente tapizar el paisaje con sus rostros, sin el menor respeto a la ciudadanía.

Ningún efecto real han tenido las tibias disposiciones emitidas al respecto por el Instituto Electoral de Ciudad de México (IECM) para detener esos abusos. Resulta que, en el colmo, el propio gobierno de la Ciudad de México impugnó esos lineamientos por considerar que se excedieron en sus funciones en ordenar a las alcaldías y a la autoridad central el borrado de bardas y retiro de propaganda política aun cuando no contenga llamado al voto.

Alegan las autoridades capitalinas, que debieran ocuparse de la limpieza de la ciudad, que el instituto “pretende irrogar ilegalmente” facultades que no están expresas en el Código Electoral local, el cual sólo obliga a las autoridades el retiro de la propaganda en etapa de precampaña y hasta la conclusión de la campaña, sin que haya de por medio una orden expresa.

Resaltan que la ley no mandata el retiro de propaganda ordinaria fuera de dichos tiempos, ni el blanqueamiento de bardas, por lo que “resulta absurdo” que dichos disposiciones lo pretendan regular.

Además, consideran que blanquear todas las bardas implica una carga presupuestal “importante” que no está contemplada en el decreto de presupuesto de egresos 2023. Incluso, aseguran que la actual propaganda –que incluye nombres e imágenes que identifican plenamente a quienes aspiran a un cargo de elección popular en 2024–, “no es política porque no incluye llamado al voto”.

Mientras tanto, el partido Movimiento Ciudadano presentó una denuncia ante el IECM por el despliegue de propaganda alusiva a los morenistas, Omar García Harfuch y Clara Brugada, principalmente. Al mismo tiempo, brigadas del propio MC recorren calles, plazas y parques de la ciudad para retirar propaganda y reunirla como prueba del desacato a las disposiciones legales.

Y son miles de toneladas.

La Fundación por el Rescate y Recuperación del Paisaje Urbano (FRRPU) estima que los procesos internos de los partidos políticos para definir a su aspirante a la Jefatura de Gobierno dejarán, al menos, 20 por ciento más basura electoral que en comicios anteriores.

Jorge Carlos Negrete, presidente de la FRRPU, considera  que dichas elecciones se están desarrollando prácticamente con la misma dinámica e intensidad que una campaña electoral constitucional, por lo que se están colocando indiscriminadamente carteles, pendones, lonas y otros objetos propagandísticos en la vía pública. “Muchos de esos materiales ya están terminando como basura en las calles, sin que haya autoridades que lo controlen”, lamenta.

Negrete calcula  que en la ciudad se generan unas 10 mil toneladas de basura electoral durante un proceso constitucional en donde se elige Presidente, como ocurrirá en 2024. Sin embargo, por ejemplo, el proceso interno de Morena dejará aproximadamente otras dos mil toneladas de residuos.

Adicionalmente a ello, habría que cuantificar esos materiales y los de otros procesos internos de los partidos de oposición, y sumar los de informes de Gobierno de alcaldes y diputados.

“Lo que estamos viendo es que son actos anticipados de campaña”, advierte Negrete. “Este proceso interno de los candidatos de Morena lo que está generando es que veamos las calles como si estuviéramos en una elección y ni siquiera estamos en precampañas, ni siquiera está definido quiénes son los candidatos y lo que están haciendo es un proceso de elección completo: bardas, mantas, pendones, de todo tienen por todos lados”.

Y eso cuesta mucho dinero. Nadie hasta ahora ha cuantificado el costo de ese despilfarro. Esos miles de toneladas de propaganda se habrán convertido en basura el próximo lunes 30, cuando se defina la “no candidatura” de Morena para a la jefatura de Gobierno de CDMX.

Aunque no haya un llamado explícito al voto, es obvio que eso tiene un objetivo electoral y por lo tanto debiera ser fiscalizado como gastos de campaña y en su caso sancionado por la autoridad.

Habría que considerar no solo el costo neto de los materiales –papel, cartón, vinilo—y la impresión de los mismos, a todo color, sino el pago a miles de empleados dedicados a su colocación en todo tipo de superficies  y desde luego el de la recolección de toda esa basura cuando la puesta en escena de la elección interna haya concluido. Lo peor de todo es que la costosa y mugrosa pantomima es a final de cuentas totalmente inútil: un despilfarro vil. Es claro que la disputa real se da en otro ámbito. Y que la decisión la tomará por supuesto Nuestro Señor de Macuspana.

Y ya ni hablamos de la contaminación visual y el deterioro del mobiliario urbano que provoca esa práctica propagandística que lo único que nos aporta es saber que  El bueno es Harfuch o que la Opción es Clara. Válgame.

DE LA LIBRE-TA

ATASCADO. La foto de la agencia AFP –que dio la vuelta al mundo el miércoles pasado–, en la que el Presidente de México aparece a bordo de un vehículo militar varado en el camino a México-Acapulco y mira por la ventanilla al espeso fango, mientras varios soldados trepados en la defensa tratan de sacarlo del lodazal, es la más elocuente y fiel imagen del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

@fopinchetti

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