- Por César López Linares | LatAm Journalismo Review
En una victoria histórica para la libertad de prensa y la seguridad de periodistas en peligro, el periodista mexicano Emilio Gutiérrez Soto recibirá asilo en Estados Unidos. Tras una batalla de 15 años contra la deportación a México, país en el que su vida corría peligro debido a su trabajo como periodista, Gutiérrez Soto fue considerado elegible por la Junta de Apelaciones de Inmigración de Estados Unidos (BIA, por sus siglas en inglés) para que se le conceda el asilo, según una resolución emitida el 5 de septiembre de 2023.
“Buscamos únicamente que la señora Justicia se hiciera presente. Y la señora Justicia, después de un largo proceso, se tardó, pero llegó. Y es algo que celebramos”, dijo Gutiérrez Soto a LatAm Journalism Review (LJR), tras darse a conocer la resolución. “Estoy un tanto desconcertado, todavía no digiero la dimensión de la decisión de los jueces, que les agradezco mucho porque tomaron en cuenta que, en verdad, durante todo el proceso estuve hablando con verdad y con pruebas”.
La solicitud de asilo del periodista había sido denegada en dos ocasiones, y él y su hijo han enfrentado la amenaza de deportación durante los últimos 15 años. El juez de inmigración de El Paso encargado del caso no creía que Gutiérrez Soto fuera un periodista que corriera peligro en México.
En 2019, el abogado de Gutiérrez Soto, Eduardo Beckett, llevó el caso a la Junta de Apelaciones, y el periodista pudo permanecer en Estados Unidos mientras se revisaba su caso. En el dictamen del 5 de septiembre, un panel formado por tres jueces concluyó que las decisiones del juez de inmigración de El Paso eran erróneas y decidió anularlas.
“[Gutiérrez Soto] ha demostrado por qué las preocupaciones de credibilidad y falta de corroboración del Juez de Inmigración carecen de sustento en el contexto de la totalidad de la evidencia disponible en el expediente y la evidencia objetiva de las condiciones en México”, establece el documento. “Los argumentos del solicitante también han sido corroborados por numerosas cartas y extensas declaraciones en apoyo del solicitante, así como por testigos que testificaron en su favor. Como tal, revocamos las determinaciones adversas de credibilidad del Juez de Inmigración por ser claramente erróneas.”
Según el abogado de Gutiérrez Soto, esta decisión es muy trascendental, ya que es muy poco frecuente que se revoque la decisión de un juez de inmigración en un caso de asilo. Robert Hough, el juez de inmigración a cargo del caso, negó el 95.6 por ciento de los casos de asilo que juzgó entre 2017 y 2022, según el Transactional Records Access Clearinghouse (TRAC), un centro de investigación de datos de la Universidad de Syracuse.
“Lo que hizo la Corte [Junta] de Apelación, no crea que es cualquier cosa. Es algo grande. Es muy raro que la Corte de Apelación diga ‘el juez cometió un error’ en cuestión de la credibilidad de Emilio”, dijo Beckett a LJR. “Normalmente es muy duro cambiar cuando el juez dice ‘no te creo, no tienes credibilidad, pienso que estás contando mentiras’ […]. El juez no le creía a Emilio, cuestionaba todo sus motivos, pero la Corte de Apelaciones dijo ‘hay tantas evidencias en este caso, que ¿cómo que no [es cierto]?’. Porque independientemente, todo lo que dijo Emilio se comprobó”.
La Junta de Apelaciones de Inmigración es el máximo órgano administrativo de interpretación y aplicación de las leyes de inmigración en Estados Unidos. Sus decisiones son vinculantes para todos los funcionarios del Departamento de Seguridad Nacional y los jueces de inmigración, según el sitio web del Departamento de Justicia de ese país.
“Realmente yo esperaba que [la decisión de la Corte de Apelaciones] fuera adversa, por tantos años del proceso, que te desalientas. Creo que es parte de lo que quisieran [las autoridades migratorias], que te desalientes y te vayas, pero al no haber más alternativas, pues no quedó otra más que aguantar, resistir y persistir”.
Un largo camino de incertidumbre
Gutiérrez Soto entró en Estados Unidos en junio de 2008, a la edad de 45 años, para solicitar refugio para él y su hijo, quien entonces tenía 15 años, ante los peligros a los que se enfrentaba el periodista en México como consecuencia de sus reportajes. Inicialmente, funcionarios de inmigración dictaminaron que Gutiérrez Soto tenía miedo creíble de volver a México y le permitieron permanecer en el país mientras se resolvía su caso, según un comunicado del National Press Club.
El periodista huyó de su ciudad natal, Ascensión, en el estado mexicano de Chihuahua, después de ser amenazado por militares y luego de que su domicilio fuera allanado sin orden judicial, supuestamente a raíz de un reportaje periodístico sobre irregularidades cometidas por elementos militares. Pocos días después, Gutiérrez Soto recibió la alerta de que estaba “en la mira” de los militares para ser asesinado.
Tras un largo camino de aplazamientos, negativas y detenciones para Gutiérrez Soto y su hijo, en julio de 2017, el juez Hough denegó la solicitud de asilo, en parte porque no creía que Gutiérrez Soto fuera periodista. El juez no aceptó como prueba los más de 100 piezas muestra de la carrera de Gutiérrez Soto como reportero que formaban parte del caso, porque estaban en español.
Ese año, Gutiérrez Soto aceptó el premio John Aubuchon de Libertad de Prensa del Club Nacional de Prensa en Washington D.C. en nombre de los periodistas mexicanos. Dos meses después de su discurso de aceptación en la ceremonia, en el que se pronunció abiertamente sobre las políticas de inmigración de Estados Unidos hacia los mexicanos, Gutiérrez Soto fue detenido inesperadamente por funcionarios de inmigración, que lo condujeron hacia la frontera con México para su deportación.
Aunque una solicitud de suspensión de emergencia de la Junta de Apelaciones de Inmigración impidió la deportación, Gutiérrez Soto y su hijo fueron recluidos en un centro de detención del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), donde pasaron siete meses.
La Junta de Apelaciones de Inmigración ordenó una nueva audiencia para la consideración de nuevas pruebas del caso de asilo, pero en febrero de 2019 el juez Hough volvió a denegar la petición, al considerar que Gutiérrez Soto “no era un testigo creíble” y que no había suficientes testimonios o pruebas para demostrar que el periodista era perseguido en México o que sería perseguido si regresaba.
Fue después de esa audiencia cuando el apoyo de activistas, legisladores y organizaciones jugó un papel clave en el caso. Más de 20 organizaciones profesionales de prensa, como el Club Nacional de Prensa y el Centro Pulitzer, firmaron escritos amicus curiae; la Clínica de Derecho Internacional de la Universidad de Rutgers presentó un hábeas corpus sobre el caso de Gutiérrez Soto para abogar por él ante el tribunal, y otros periodistas y organizaciones enviaron numerosas cartas y declaraciones a favor de la solicitud de asilo del reportero.
“Cuando la gente me dice ‘felicidades’, mi contestación es ‘yo no lo gané [el caso]’. Lo ganamos en equipo, con muchas otras personas, otros abogados, organizaciones. Este caso se ganó con la ayuda de muchas personas”, dijo Beckett. “Tuvimos el apoyo del National Press Club, del Comité para la Protección de Periodistas, de Amnistía Internacional, de tanta gente que apoyó en este caso. Tristemente, no todos los que piden asilo van a tener el apoyo que tuvo Emilio”.
Según el National Press Club, este dictamen de la Junta de Apelaciones de Inmigración es trascendente y podría ser de ayuda para otros periodistas amenazados que solicitan asilo porque reconoce que periodistas como Gutiérrez Soto pertenecen a un grupo reconocible que es objeto de persecución.
Aunque no está previsto que la corte publique su resolución, Beckett cree que todos los esfuerzos y acciones legales llevados a cabo en el caso de Gutiérrez Soto podrían tener una enorme repercusión en las solicitudes de asilo de otros periodistas.
“No es un caso publicado, pero un reportero de México o de cualquier país podría usarlo si las circunstancias son parecidas a las de Emilio”, dijo Beckett. “Lo que también dice la Corte de Apelaciones es que Emilio era una persona muy pública, que aparte criticó al gobierno de México en México, y cuando estaba aquí, también siguió criticando a los dos gobiernos, al de Estados Unidos y al de México”.
¿Qué sigue ahora?
Tras la decisión de la Junta de Apelaciones de Inmigración, Gutiérrez Soto tendrá que comparecer ante las autoridades de inmigración en El Paso para que le tomen datos biométricos con el fin de obtener la orden que le conceda el asilo.
Según Beckett, el periodista tendrá el estatus de asilado, que le permite trabajar y vivir en Estados Unidos Al cabo de un año, podrá solicitar la residencia permanente.
Gutiérrez Soto ha estado trabajando en una granja en Ann Arbor, Michigan, donde decidió permanecer tras la conclusión de su beca de periodismo Knight-Wallace 2018-2019 en la Universidad de Michigan, mientras esperaba noticias sobre el progreso de su caso.
Gutiérrez Soto dijo que pretende quedarse en Ann Arbor para concluir sus compromisos laborales en la granja, pero después analizará la forma en que podría retomar su labor como periodista.
“Realmente tengo que digerir todo esto y tengo que sentarme a platicar con mi hijo y con las personas con las que trabajo, y luego tomar la decisión más importante: cuál es el siguiente paso”, dijo. “He pensado en reintegrarme de alguna forma a las actividades de periodismo, creo que también pudiera tener algunas invitaciones para hacer saber mi experiencia con algunos otros colegas. […] Hay que ir delineando cuál va a ser el próximo proyecto de vida”.
Aunque en los últimos 15 años Gutiérrez Soto no ha ejercido oficialmente como periodista, cree que su experiencia puede servir como recurso para proyectos periodísticos sobre el funcionamiento del sistema de inmigración estadounidense. Considera su experiencia como una forma diferente de contribuir al periodismo.
“Alguna vez me comentaba alguien ‘tú ya no eres periodista porque ya no estás en activo’. Y yo le respondí que el periodista nunca deja de ser periodista, aunque esté inactivo, aunque no esté trabajando en medios”, dijo. “Nosotros como periodistas no dejamos de tener una opinión, un argumento, una crítica, una expresión pública, y yo lo he seguido haciendo”.