Ortiz-Pinchetti: “Ciro ¿un tercer atentado?”

Por Francisco Ortiz Pinchetti

La noche del 15 de diciembre de 2022 el periodista Ciro Gómez Leyva –que en reiteradas ocasiones había sido agredido, difamado y descalificado por el presidente Andrés Manuel López Obrador durante sus conferencias de prensa matutinas en Palacio Nacional– fue víctima de un atentado a balazos cuando regresaba a su casa luego de conducir el noticiero estelar nocturno de Imagen Televisión. El evidente objetivo del ataque, en el que se empleó una pistola escuadra calibre 9 milímetros, era matar al comunicador. Lo salvó el blindaje de la camioneta en que viajaba. Y salió ileso.

A pesar de las obvias suspicacias que el hecho provocó de inmediato, el periodista mantuvo una actitud ejemplarmente ecuánime, responsable y profesional. Valiente, además. Evitó especulaciones y dijo confiar en la autoridad competente. Soportó el trago infame, traumático de saberse objetivo de alguien que buscaba su muerte y ofreció esperar el desarrollo de las investigaciones.

La policía capitalina actuó con inusitada celeridad y en tres semanas detuvo a 12 personas supuestamente implicadas, una treceava unos días después. Han transcurrido y ocho meses desde aquella noche terrible sin que haya avances reales en la investigación. No se conoce ni siquiera el presunto grado de culpabilidad de cada uno de los 13 detenidos. Tampoco el móvil del atentado ni la identidad del autor intelectual. El periodista, que no recibió amenazas previas, ha dicho que a estas alturas no sabe quién lo mandó matar ni por qué.

El pasado 19 de julio, Andrés Manuel volvió a denostar al periodista desde el púlpito de Palacio Nacional. Lo acusó de corrupto y mentiroso y de formar parte de un complot a raíz de que dio a conocer una encuesta que reflejaba el ascenso sorprendente de la senadora Xóchitl Gálvez Ruiz, probable candidata presidencial del Frente Amplio por México, en las preferencias electorales.

López Obrador recurrió de nuevo al tema de las elecciones presidenciales de 2012, hace 11 años, para acusar a Ciro de haber divulgado entonces “dolosamente” una encuesta en la que aparecía el candidato priista Enrique Peña Nieto con una ventaja sobre el entonces abanderado perredista mayor en 10 puntos a los resultados oficiales finales. Recordó que el informador, al que descalificó difamandolo, “tuvo que disculparse” por el error en su noticiero entonces de Milenio Televisión, a pesar de que la falla habría sido de la encuestadora (GEA-ISA), no de él ni de la televisora en que trabajaba.

Ante las injurias, Gómez Leyva replicó al Presidente:

“Veinte minutos sirviéndose de los recursos públicos, sirviéndose de toda la plataforma de difusión pública del país de un Presidente contra un periodista… Ya me imagino el tono”, dijo en su noticiero radiofónico matutino de Radio Fórmula, el más escuchado del país.

Gómez Leyva, de 65 años de edad, señaló que en diferentes ocasiones el propio equipo de AMLO le ha informado que es objeto de calumnias por supuesto enriquecimiento ilícito por lo que también denunció haber sufrido una auditoría arbitraria por parte del SAT y violencias en su contra por su labor como periodista.

“Yo ya viví una auditoría en este sexenio y el presidente sabe qué tipo de auditoría fue… ¿qué sigue Presidente? Ya que a usted le fascina jugar a la especulación, yo le pregunto: ¿qué es lo que sigue conmigo ¿un segundo atentado? ¿Eso es lo que sigue después de escuchar sus palabras?”

Ese segundo atentado ya ocurrió.

Esta vez, el objetivo fue desacreditar, descalificar, inhabilitar al periodista al erosionar su credibilidad. Matarlo profesionalmente, pues. Esta vez no se emplearon armas ni balas, sino injurias y mentiras, epítetos. “Se vende, se alquila”, ha dicho difamando un Andrés Manuel montado en la plena impunidad., en la arrogancia. Esta vez, el blindaje de Ciro no estuvo en la camioneta en que viajaba sino en su trayectoria profesional impecable de más de 40 años, primero como reportero, luego como editor y finalmente como conductor de noticieros, lo que se evidencia en la altísima audiencia de sus programas informativos.

Y volvió a salir ileso.

Resulta pertinente por diversas razones la solicitud formulada por Gómez Leyva a la Fiscalía General de la República atraer el caso de su atentado –que sigue sin resolverse ocho meses después–, ante la inmovilidad manifiesta de la Fiscalía capitalina. Los ataques presidenciales en su contra han continuado, lo que evidentemente fomenta un clima de animadversión entre fanáticos partidarios de Andrés Manuel, en un país en el que tan solo en el presente año han sido asesinados una veintena de comunicadores.

También es pertinente su nueva réplica a las agresiones del tabasqueño:

“El Presidente, desde la Presidencia de la República, desde su inmenso poder, acaba de decir algo muy grave y es un ataque directo sobre mí… Acaba de decir que yo actué de manera corrupta y no lo dice un líder de un movimiento social, lo dice el Presidente de la República y hoy ya con palabras abiertas de que yo actúe de manera corrupta. “¿Qué prueba tiene el Presidente? Ninguna.

“Son sus suposiciones, son sus leyendas, son sus cuentos, son sus mitos y son sus mentiras (…) Presidente: no tiene usted un solo elemento para probarlo, pero está la agresión y sigue la agresión en mi contra”,

Efectivamente, como lo afirma el propio Gómez Leyva, López Obrador actúa de manera alevosa contra los periodistas, con todo el poder, “como un bulleador”. Es un mentiroso y se sirve otra vez de los instrumentos del estado para mentir y para agredir a nuestro gremio.

Sin eufemismos, el Presidente de la República, con sus descalificaciones e injurias, está llamando a un tercer atentado contra Ciro Gómez Leyva. Tendrá que asumir la responsabilidad histórica de sus afirmaciones. Válgame.

 DE LA LIBRE-TA

CORCHOLATA CARGADA. Marcelo Ebrard Casaubón no sólo acusó acciones tramposas de Claudia Sheinbaum Pardo para ganar la nominación de Morena como candidata presidencial. Lo que hizo el ex canciller fue denunciar delitos graves cometidos por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador contra la Ley General en Materia de Delitos Electorales y la Constitución General de la República misma. El uso electoral de los programas sociales gubernamentales amerita prisión. ¿Habrá consecuencias esta vez?

@fopinchetti

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