Chihuahua: “Feminicidio, juvenicidio y, ahora, ecocidio”

Por Víctor M. Quintana S.

Pareciera que el sufijo “cidio” está indefectiblemente unido al estado de Chihuahua, por desgracia. Desde los noventas, aquí empezó a darse y a denunciarse el feminicidio. Luego, con la calderoniana Guerra contra el Narcotráfico y el Operativo Conjunto Chihuahua, que nos acarreó casi 18 mil muertos, la mayoría de ellos, jóvenes, se habló de juvenicidio.

Ahora, la Red Nacional Todos los Derechos para Todos denuncia el ecocidio,  la devastación del bosque en la Sierra Tarahumara, en una rueda de prensa en la Ciudad de México, dado el bloqueo informativo que hay en el estado de Chihuahua.

Muchas voces se han levantado desde 2015 pero parecen clamar en el desierto, simbólico y casi desierto real, por el arrasamiento del macizo boscoso más importante del Norte de México. En ocho años se han perdido entre 17 mil y 27 mil hectáreas de bosque.

Los protagonistas de esta inmisericorde tala son los grupos criminales, los narcotraficantes:  al disminuirse la rentabilidad de los cultivos de enervantes, completan sus ganancias con el corte y venta de madera. Sin permisos, desplazando a los habitantes de las comunidades, golpeándolos o amenazándolos, los despojan del control sobre sus bosques. Si se resisten, los asesinan e incendian la pinería. A tanto ha llegado la tala ilegal que el volumen de manera cortada y comercializada de esta manera es el mismo que el de la madera cortada legalmente: 1. 65 millones de metros cúbicos al año.

El bosque de la Sierra Tarahumara ha perdido densidad y ha disminuido sensiblemente su extensión. Este hecho tiene múltiples y graves efectos ambientales: torna más seco el clima, contribuyendo al calentamiento global. Hay mucho menos captura de carbono, lo que incrementa el volumen de gases de efecto invernadero en el planeta. Disminuye las posibilidades de precipitaciones pluviales y nevadas. Reduce drásticamente las corrientes de agua, las de la Sierra, y las que forman los ríos que alimentan los distritos de riego claves para la producción agropecuaria: los de los ríos Yaqui, Mayo, Fuerte, Conchos, Bravo.

No sólo las comunidades serranas sufren. También se ven disminuidas las muy diversas especies de la rica fauna y flora de la región. Según el Programa de Medio Ambiente de las Naciones Unidas, la Sierra Tarahumara, es el hábitat de 3.271 especies de plantas, 470 de aves, 475 de invertebrados, 206 de mamíferos y 150 de reptiles. Esta extraordinaria biodiversidad se está perdiendo irremisiblemente.

Así como esta expoliación demencial de la madre naturaleza tiene damnificados que se cuentan por miles, tiene un pequeño grupo de beneficiarios: no sólo son los capos de los cárteles también quienes trafican con la madera y empresas de fachada decente que se hacen cómplices al comprarla y venderla legalmente, para la construcción o para la industria mueblera. El gobierno sabe perfectamente quienes son.

Sin embargo, el propio gobierno no ha actuado en consecuencia: a pesar de que la Guardia Nacional y la Policía Estatal reportan inspecciones e incluso detenciones de camiones cargados con madera ilegal, la devastación no disminuye. La PROFEPA, (Procuraduría Federal de Protección al Ambiente) está rebasada, pues sólo cuenta con seis inspectores para la vastedad de la Sierra Tarahumara.

La voracidad de los criminales y beneficiarios de la tala no tiene límites: tan sólo en 2022, la Red Nacional Todos los Derechos para Todos reporta que en todo el país se registraron 582 agresiones en contra de activistas defensores del territorio, entre ellas 22 asesinatos.

En Chihuahua desde 1996 ha habido 22 homicidios dolosos en contra de defensores del bosque. A pesar de ello, son cada vez más las comunidades que luchan por su territorio, la madre naturaleza, el agua, siempre de manera pacífica por las vías legales, agrarias, civiles o penales.

Por eso la Red Todos los Derechos para Todos ha lanzado la campaña # “Lucha, Resistencia y Bosque”, exigiendo al Estado Mexicano la aplicación de un plan integral de actuación que se ponga fin a este ecocidio y a la espiral de violencia y desplazamientos que acarrea.

Todo esto debe hacerse con la participación de las comunidades indígenas, como dice el Programa de Medio Ambiente de las Naciones Unidas:

“La única manera de tener éxito en la conservación de la increíble riqueza de la Sierra es garantizando la participación de las comunidades indígenas y el respeto de sus propias ideas sobre la gobernanza ambiental”.

Para apoyar esta campaña, para detener el ecocidio, se puede firmar entrando al siguiente sitio:

Alto a la tala ilegal y la violencia en la Sierra Tarahumara| Lucha, Resistencia y Bosque (redtdt.org.mx)

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