Ortiz-Pinchetti: “Un bozal… ¡para el vocero!”

Por Francisco Ortiz Pinchetti

Hace muchos años asombró a Vicente Leñero encontrar en el encabezado principal de un hoy muy prestigiado diario, de los llamados nacionales, el verbo “podría”. “¿Qué es eso?”, me dijo el periodista y escritor mientras pelaba tamaños ojos, con tal vehemencia que parecía que me lo reclamaba a mí. “¡Carajo!, eso es tiempo pospretérito, creo, o condicional, una perversión mañosa del idioma”, gruñó. “¡Es lo más antiperiodístico que he visto!”.

Efectivamente, lo es. Pone la Real Academia Española (RAE) que el condicional es el tiempo que sitúa la acción, el proceso o el estado expresados por el verbo en un punto anterior al momento del habla, pero posterior a otro punto del pasado. Podría, por ejemplo. Hay también el condicional compuesto, que se forma con el verbo auxiliar haber. Podría haber, por ejemplo. Denota anterioridad a un punto posterior a otro, a la vez que presenta como terminada la acción expresada por el verbo.

Para no caer en el galimatías, a mi entender el mencionado tiempo verbal es una forma de decir las cosas sin decirlas, o algo así. Fulanito podría haberle mentado la madre a zutanito, por ejemplo. Sí, podría haberlo hecho. Pero, ¿lo hizo o no lo hizo?

Dicho en otras palabras, el modo condicional expresa una acción que podría realizarse en función de si se cumple o no una determinada condición. El condicional compuesto se utiliza para expresar acciones que ya se produjeron, situaciones hipotéticas que no ocurrieron o deseos pasados que fueron imposibles de cumplir.

Todo esto viene a cuento porque existe en el gobierno de la Ciudad de México un funcionario que ha hecho del condicional compuesto un recurso sorprendentemente eficaz… para sus fines. Se trata ni más ni menos que del vocero de la Fiscalía General de Justicia de la CDMX, Ulises Lara López, un sociólogo de la UNAM con doctorado en Derecho por la Universidad Ejecutiva del Estado de México.

El Doctor Lara, como le llaman sus subordinados, ha resultado un genio en el uso “perverso” del idioma, como diría el autor de Los Albañiles. Y es que nuestro querido lenguaje es también a veces buen alcahuete, sobre todo si se le sabe manejar con la habilidad que ha demostrado recientemente el vocero de la FGJCM. Aunque en su extensa currícula no aparece ninguna especialidad en lingüística, evidentemente domina bien el idioma de Cervantes. Al uso del tiempo condicional o pospretérito del verbo, agrega además habilidosamente términos como “posible”, “aparentemente” o “probable” para afirmar sin afirmar.

Evidentemente, tiene también nociones de periodismo y de manejo de medios, pues sus conferencias de prensa video grabadas resultan eficaces en resultados informativos: da nota. Su técnica es precisamente esa: sentenciar en los medios a determinada persona o grupo, sin inculparlo formalmente en la acusación judicial. Le llaman también “linchamiento mediático”.

Sabe que el “podría” le permite inculpar sin culpar y que los medios asumen como válidas sus afirmaciones en cuanto que tienen una fuente informativa oficial. Y esta es una herramienta muy poderosa para golpear a los “adversarios” políticos, como ahora se dice. Ejemplos sobran.

Una nota de El Sol de México (22/05/2022) consignó que “Miguel Ángel N, al frente de la Subsecretaría de Administración y Capital Humano de la Secretaría de Finanzas del gobierno local pasado a cargo de Miguel Ángel Mancera, probablemente (sic) dirigió uno de los fraudes que más daño han provocado a las arcas públicas capitalinas”, aseguró ayer Ulises Lara López, vocero de la FGJCM. Probablemente, dijo. Pero el encabezado de la nota ponía: “Exfuncionario de Mancera provocó un daño irreparable a las finanzas de CDMX: Fiscalía”.

Otro: hace poco, en uno de sus videomensajes con relación al “Cártel Inmobiliario” –término por supuesto inventado ad hoc por el propio gobierno capitalino–, el Vocero afirmó (las negritas son mías): “Como resultado de las indagatorias llevadas a cabo por el personal ministerial, esta institución cuenta con más datos de prueba que podrían acreditar la existencia de una aparente red de operaciones con recursos posiblemente ilícitos, mejor conocido como lavado de dinero. Derivado de las indagatorias iniciadas por el delito de enriquecimiento ilícito, se cuenta con nombres y probables responsables en posiciones de una pirámide de complicidades en las que podrían haber participado testaferros y posiblemente empresas fachada que, asociados entre sí, posiblemente enajenaron, adquirieron, administraron y dieron en garantía bienes inmuebles con el propósito de impedir que se conozca su origen”.

Los medios, como es natural, sintetizaron el rollo con unas cuantas palabras: “Fiscalía CDMX revela pirámide de complicidades del Cártel Inmobiliario en Benito Juárez”, puso por ejemplo El Heraldo de México.

En contraste, el vocero sabe también ser directo y contundente cuando se trata por ejemplo de liberar de responsabilidad al gobierno capitalino y sobre todo a la jefa de Gobierno de los accidentes ocurridos en el Metro en enero pasado, para inducir la idea del sabotaje, aunque sin decirlo.

El funcionario aseguró, ahí sí con lujo de detalles, que las piezas que unían los vagones del convoy habían recibido el mantenimiento adecuado en tiempo y forma, además que las piezas afectadas eran completamente funcionales. “Se identificaron indicios en uno de los vagones que muestran maniobras recientes en el área donde se ubicaba la pieza, como la ausencia de testigos que muestran los puntos correctos de sujeción de las piezas, entre otras acciones, que no pueden ser realizadas con el tren en movimiento”. Ni un “posiblemente”, un “aparentemente” y menos un “podría”, claro.

El Doctor Lara es todo un hallazgo de la también doctora Claudia Sheinbaum Pardo, que tiene en él a un prestidigitador prodigioso, de gran utilidad para sus planes presentes (golpear a la oposición en CDMX) y futuros (la contienda del 2024).

Por eso me parece que sería injusto y hasta infame quererle poner un bozal –como llamó Manuel Bartlett Díaz al cubre bocas que llevaba un reportero que lo entrevistó— a un personaje que ha encontrado una novedosa forma de inculpar sin culpar, de insinuar e inducir sin afirmar. ¿Se entiende?

Resulta que un juez federal concedió una suspensión provisional el ex delegado de Benito Juárez, Christian von Roehrich, acusado de asociación delictuosa y uso ilegal de atribuciones y facultades –no por cohecho ni por extorsión, como se desprendería de las afirmaciones del propio Vocero–, prohíbe a la FGJ difundir información que contenga datos personales del también ex diputado local.

La suspensión definitiva, de darse, implicaría según la defensa del inculpado que toda la información sobre la investigación de la Fiscalía se compartiría sólo entre las partes involucradas y no como hasta ahora que ha sido valioso material para los amañados mensajes del Vocero. Podría ser, claro.

Válgame.

DE LA LIBRE-TA

GOLPE A GOLPE. Mientras Andrés Manuel se empeña desesperadamente en amenazar, insultar y desacreditar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los ministros independientes ejercen su libertad –y su altísima responsabilidad— de desmontar las patrañas del Presidente. La primera parte del inconstitucional Plan B, primero; ahora la invalidez del “decretazo” que encubría como secreto de Estado la información sobre las obras emblemáticas del tabasqueño. Faltan otras, importantísimas batallas para preservar la democracia, la libertad y el estado de Derecho, que van a requerir valor y entereza. Adelante.

@fopinchetti

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