Por Marcelino Martínez Sánchez
La realización de una tercera edición recordando el andar de los frailes en la evangelización de la Tarahumara, es un reconciliador ejercicio para quienes formamos el grupo de la “Senda”, son muchas de las razones que alientan e impulsan a lo que se hace y acercan en la práctica a lo que creemos, está bien.
El proyecto eje –fundación de Carichí–, ha sumado un buen legajo de valores que en mucho rebasa los propósitos originales, diría que gracias al abanico humano que ha cobijado y engrandecido al grupo, las grandezas solo son cuando los alcances son medidos en cantidad y calidad; el quehacer de la senda en reafirmar la fecha de fundación de Carichí en 1675, se convierte en el primer impacto emotivo porque se trata de la patria chica, la madre tierra que desata lo que se siente por el terruño lo que el corazón de los hijos agradecidos piensan y hacen hacia lo suyo.
Al momento, la Senda de los Misioneros tiene en su haber:
- Proyecto de rescate histórico.
- Equipo inicial de coincidentes con el proyecto.
- Planteamiento de ideas sobre el concepto eje.
- Literatura sobre la presencia religiosa en la Tarahumara.
- Fijación de la fecha 9 de noviembre.
- Distinción de la figura del fraile Tomás de Guadalajara.
- La Misión Tarahumara de San Joaquín y Santa Ana.
- Fundación de Estancias y Misiones.
- Los Ralámulis, lengua madre y cultura.
- Toponimias regionales.
- Rebeliones Ralámulis.
- Senderos seguidos por los frailes.
- Llanura y Montaña.
- Accidentes geográficos, rupestres y petrograbados.
- Caminatas por veredas ralámulis y misioneras.
- Composición social del grupo.
- Primeras familias y apellidos.
- Relación con los municipios implicados.
- Arquitectura civil y religiosa.
- Reconocimientos y distinciones.
- Bondades y dificultades.
- Impacto social.
- Tema planteado, la apachería.
- Relatoría y memoria.
En la edición del 5 al 9 de noviembre, se sintieron las ausencias de Sergio, Franky, Jaime, Reina y Rey, fortalezas en la guía logística, calor y seguridad, antropología y apoyo juvenil; a cambio, la inquebrantable voluntad de Rey el carpintero, la presencia de Ramoncita y Alma, Nacho que irradiaba felicidad al andar en su mundo y Toño que le acompañaba que en cada paso encontraba un motivo de desbordante inspiración.
Definitivamente la geografía serrana de Chihuahua no es para ociosos o débiles, 4 días de caminar deja el cuerpo extremadamente cansado y golpeado, pero la enorme satisfacción de hacerlo, impulsa a pensar y ¡las otras Estancias y Misiones, cuándo…!
En la conclusión diría que Chavita, en cada ocasión da muestras de ser un Ralámuli más allá de lo ordinario, marca genes que lo distinguen y qué decir de la recepción con entusiasmo y colorido que hace pensar si de lo que hacemos los de la Senda estará saliendo algo bueno y me quedo con lo que expresó el conductor del evento de recepción “así se hace humanidad”.