Deseos de Navidad

Por Lilia Cisneros Luján

Hay quien espera el 24 de diciembre, con la misma buena fe que en su infancia. Otros se hunden en el recuerdo de los exabruptos derivados de excesos en el comer y beber, unos más atorados en sus traumas, se han instalado en el ateísmo y por supuesto buena parte de la humanidad se pierde en creencias comerciales –como Santa Claus- ofertas de moda que implican la reencarnación, el disfrute de la fiesta, las vacaciones, aunque se estén anotando en la tarjeta de crédito. Quizá la minoría[1] procure, asistir a un acto religioso –unos por compromiso social y pocos por convicción- y casi la mitad de la humanidad se ocupará de otras doctrinas y muchos más ni siquiera tendrán una manera cómoda de quitarse el frío. ¿Crees que el hijo de Dios, quien fue enviado para salvarnos de nuestras faltas, estará dispuesto a apoyarte si recurres a tranzas para resolver tus deudas a partir del próximo domingo?

Difícil el ejercicio de la fe en esta premisa, cuando abundan las contabilidades –siempre en aumento- de muertes violentas, enfermedades costosas e incurables, carencia de empleo y una serie de circunstancias que parecen bloquear nuestras emociones positivas en suma la felicidad; pero podemos imaginar lo que fue para una joven parturienta esperar a su hijo en medio del frio congelante, con el olor a animales y forraje, más la certeza de que eso era un acto divino, no solo para ella sino para toda la humanidad. ¿Qué te cuesta más trabajo creer, esta promesa o que hay miles de líderes cuasi divinos que podrán borrar de tu vida lo que te preocupa? ¿Puedes asumir que un grado alto de dificultades obrará para bien porque a fin de cuentas Dios te ama? ¿Te interesa el destino de la humanidad?

La complejidad derivada del aumento poblacional –ya somos ocho millones de millones, con menos tierras fértiles, disminución criminal de bosques y selvas, contaminación del aire que respiramos, devastación de los mares y lo que es más grave trastocar los valores que nos pueden garantizar la supervivencia de la humanidad y del planeta- parece difícil humanamente hablando.

Justo en la semana, nos sorprendimos de saber que han corrido del Perú a nuestro embajador, como resultado de la molestia que causan los dichos del presidente mexicano ¿Alguna vez te corrieron de una fiesta? Si fue el caso ¿eso afectó tu dignidad? Tampoco es posible entender cómo es que un comentarista de televisión se “auto agredió” con arma de fuego y fuimos muchos los que nos sentimos tristes por saber que un par de hermanos y su tío fueron asesinados como parte de un plan para robarles su propiedad inmobiliaria ¿Eso es ahora México? ¿Estos actos violentos ocurren, aunque no estemos en revolución o guerra? En medio de una maldad parecida, hace más de dos mil años, llegó al mundo un bebé, como tantos de esos que se tiran a un basurero o que se convierten en producto de los actos más infames –uso sexual violento, venta a traficantes de humanos, reclutamiento para el crimen o las guerras- y que al convertirse en adulto van incrementando las filas de los enfermos emocionales, los criminales o las víctimas permanentes de la perversión humana. ¿Cuántos el próximo domingo, darán gracias al supremo creador por ofrecernos la oportunidad de salvar nuestra vida de manera eterna?

El sometimiento al dios de las cosas materiales, nos ha convertido en un conjunto de personas angustiadas, histéricas por no contar con el dinero suficiente para comprar todo aquello que los padres del consumismo nos ofrecen, limitados para el amor a nosotros mismos y por ende a nuestro prójimo. ¿Conoce personas exitosas que de pronto y sin explicación se suicidan, roban a otro o están dispuestas a engañar, con tal de recuperar el estatus social y financiero que tenían antes de esto fenómenos clasificados como crisis? ¿qué esperas del niño al cual recordamos en Navidad ¿qué te regrese tus privilegios humanos? En un gran porcentaje eso es una lamentable realidad pues aun los pobres a los cuales se les regaló hace unos pocos años un pavo, hoy ni de obsequio electorero lo recibieron. ¿Es por la inflación o la falta de habilidad para hacer más eficiente la manera de gobernar?

Harto difícil saberlo, lo cierto que a miles de años de distancia aún hay envidiosos de vista corta quienes piensan que matando a inocentes –de hambre, angustia o marginación- podrán seguir el poder de los autoritarios, ilegítimos, ambiciosos e incapaces de ser dignos Seres creados en su origen a la imagen y semejanza de Dios. Si lograste pagar las exorbitantes cuotas de luz y gas que te permitan calentar agua para un higiénico baño y después disfrutar de un té, bendice que la oferta hecha por Dios desde el momento mismo en que fuimos creados, te alcanza y considera; que no estás solo, que venimos a este lastimado planeta para cumplir algún propósito y que es un verdadero regalo de navidad que estés en posibilidad de ayudar a otro, sin importar que sea familiar, vecino o amigo.

Bendice el sol que ha salido cada mañana, el saludo de todos los que te agradecen tu vida y hasta el momento de quienes en su vanidad equívocamente piensan que el poder que hoy ostentan durará eternamente. Con humildad reconozco lo feliz que me hace el saber mi escrito puede servir a alguien y sobre todo doy gracias a Dios por existencia de personas como tu dispuestas a mostrar y ejercer su amor.  ¡Feliz Navidad!


[1] En la tradición cristiana, se afirma que son muchos los llamados, aunque pocos los escogidos.

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