Por Francisco Ortiz Pinchetti
Se equivocan los muchos que piensan que Andrés Manuel no tiene derecho a promover, organizar y disfrutar una especie de desfile imperial en su honor. También se equivocan otros muchos que lo consideran un dios. No: finalmente, es un ser humano. Se los juro. Y como tal siente, piensa, sufre, goza, ama…
Hay que entender lo que siente alguien que ha dedicado la vida a su pueblo y que soñó entrar a la Historia por la puerta grande para estar sentado al lado de Miguel Hidalgo y Costilla, José María Morelos y Pavón, Benito Juárez García, Francisco I. Madero, Lázaro Cárdenas del Río. Imagínense y comprendan: el tiempo se le acaba.
Por eso, muy justo, se consuela: el del domingo, dice, “es un festejo porque entre todos hemos logrado echar a andar la transformación de México y hay muy buenos resultados y la gente así lo siente, así lo ve…”
Y lo dicen, lo ratifican las encuestas, presume: no baja del 60 por ciento de aprobación. Es el segundo mandatario más popular del mundo.
¿O será que en su foro interno ni él mismo se la cree?
Bueno, es cierto que la economía está estancada, la inseguridad no cede, la desigualdad persiste. Y luego sus tres proyectos: el AIFA sigue sin despegar, la refinería de Dos Bocas no refina nada, y el Tren Maya, además de atentar contra la ecología y el ambiente, no tiene para cuando, pese a los apremios desesperados del jefe. Además, la primera ha duplicado su costo original y el segundo ya lo triplicó… hasta ahora.
¿Datos? El crecimiento del PIB se estima para este año en 2.12 por ciento; para 2023, será de apenas el 0.97 por ciento, si acaso. AMLO prometió crecer al 4.0 por ciento anual. Según diversas fuentes se estima que la economía mexicana crecerá un total de 0.84 por ciento en los seis años, entre 2018 y 2024, la tasa más baja desde el Gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988).
El número de homicidios dolosos en los cuatro años que van del actual sexenio es ya de 139 mil 510. Hay un promedio de 90 asesinatos por día en el país. La cifra está a punto de rebasar los 156 mil homicidios registrados en todo el sexenio de Enrique Peña Nieto y dejó muy atrás los 120 mil de Felipe Calderón Hinojosa con todo y “su guerra”.
Según el Coneval, entre 2018 y 2022 habrá aumentado en 6.2 millones el número de mexicanos pobres, a pesar del reparto de 865 mil millones de pesos anuales a través de los programas sociales. En 2018, año en el que se realizó la más reciente Encuesta de Ingreso Gasto de los Hogares, del Inegi, había en México alrededor de 22.1 millones de personas en pobreza extrema. Hoy suman 28.3 millones.
En siete meses, desde su inauguración de marzo hasta el pasado septiembre, en el aeródromo de Santa Lucía se ha transportado a 311 mil 894 pasajeros, en un total de tres mil 499 operaciones. Lo mismo que transporta y opera el AICM ¡en dos días!
Razones le sobran al primer mandatario para sentirse frustrado y amargado. Angustiado además, cuando faltan sólo 22 meses para que entregue el poder y apenas 18 para las elecciones presidenciales de 2024. ¿Qué de malo tiene entonces que busque el consuelo de una manifestación multitudinaria como no ha habido otra en la historia, en la que cientos de miles de ciudadanos libres y no acarreados le expresen su afecto y gratitud?
Será un acontecimiento digno de su grandeza, absolutamente merecido además. Me parece que efectivamente la marcha del próximo domingo será un autorretrato del tabasqueño: ahí estarán concentrados, en el lapso de unas cuantas horas, sus frustraciones y sus amarguras, pero también sus sueños, su populismo, su demagogia, sus mentiras, su soberbia, su egolatría incontrolable. Será él mismo, el único, el irrepetible, capaz de convertir en realidad a través del discurso lo que existe sólo en su mente.
La manifestación del domingo será, como él lo ha repetido, “un acto de celebración, para presumir que hay esperanza, que hay felicidad en nuestro pueblo”. Para celebrar los grandes logros de este Gobierno, que ha consumado ya, pese a sus detractores, la Cuarta Transformación de nuestra historia.
“La marcha es para celebrar que no se permite la corrupción, la marcha es para celebrar que ahora sí pagan impuestos los potentados que antes no pagaban; la marcha es para celebrar que tenemos finanzas públicas sanas (…) para decir que nos sentimos muy dichosos de estar entre todos apoyando a los más pobres; la marcha es para decir que no queremos que en México haya racismo y que vamos ganando esa batalla”, dijo el martes pasado desde el púlpito de Palacio Nacional. .
Y advirtió que sólo enumerar los logros alcanzados le llevaría más de cinco horas. Sólo enumerarlos, conste. Tiene razón, como siempre. Por eso “la gente está entusiasmadísima”. Válgame.
DE LA LIBRE-TA
CANDIDATURA. La disputa electoral por la Ciudad de México empieza a calentarse, por fin. Las encuestas muestran que la hegemonía de Morena está en grave riesgo. Todo dependerá de que la oposición, encabezada en la capital por el PAN, no se equivoque.
@fopinchetti