Las comunidades indígenas y migrantes se unen para promover la integración de sus tradiciones a la cultura fronteriza y crear espacios de convivencia con los juarenses, en el marco del Festival de los Mundos
Por Verónica Martínez [Texto y fotografías]/ La Verdad
Ciudad Juárez– En tonos azul, verdes, naranjas y amarillos, los rostros de dos hombres migrantes provenientes de Honduras quedaron plasmados sobre una barda en la calle Acequia Madre, en el centro de la Ciudad Juárez. Sobre sus rostros se puede leer “Superación” en grandes letras amarillas y dos manos se extienden sujetando una oruga.
Para Dennis Bonilla, quien fue retratado en el mural, es un privilegio quedar plasmado en las paredes de esta ciudad. Él llegó a Ciudad Juárez hace más de tres meses y ahora cuenta con una visa de residente permanente.
“Ahora que siempre pase por aquí, por el centro, con los amigos pues podemos pasar a verlo”, dijo el hombre de 35 años.
La elaboración del mural fue una de las varias actividades que se realizaron en el Festival de los Mundos, un evento organizado por la oficina de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) en Ciudad Juárez junto con el instituto Municipal de la Mujer, con el propósito de crear espacios de convivencia entre la comunidad migrante, comunidades de pueblos originarios y juarenses.
Además de promover los derechos humanos de las personas migrantes, la oficina de la OIM en Ciudad Juárez busca promover la integración cultural que en consecuencia permite la sensibilización y contrarrestar los discursos de odio o de desconocimiento que pueden surgir en ciudades fronterizas que reciben a personas en movilidad, explicó Claudia Rivera, asistente general operativo.
“Creemos que es muy importante no solo para que la comunidad migrante se sienta recibida y más segura, si no que también para que nosotros nos apropiemos de eso, que somos una ciudad que recibe personas y pensar en cómo hacerla mejor para todos.”
En el festival también hubo presentaciones musicales por parte de Patricia Merchant, el músico hondureño Mario Joao, rap de protesta de Karma 656, la obra de teatro “Mexicanas” presentada por Telón de Arena y venta artesanías, así como de comida típica, como empanadas hondureñas y tamales guatemaltecos.
“Para mí es algo lindo que hagan este tipo de actividades”, dijo Bonilla. “Así convivimos con la gente de aquí y con otras culturas, encuentras personas de tu lugar de origen y comida que llegamos a extrañar”.
El mural aún en proceso plasmará también la palabra libertad, explicó el artista juarense Benito Mendoza al explicar que el concepto se desarrollo a través de sesiones con personas en movilidad que detallaron sus viajes migratorios desde Centro América y otros estados de México.
“Todos coincidieron en la parte de la superación y la parte de libertad que son los dos ejes que marcamos en este muro”, dijo Mendoza.
Además de los rostros de dos hombres migrantes, el artista diseño un corazón que en las arterias principales se pintó el diseño textil tradicional del pueblo rarámuri.
EL DESPLAZAMIENTO, LA CAUSA EN COMÚN
Durante el evento se llevó acabo una mesa de dialogo que incluyó a personal del Instituto Municipal de la Mujer, personas migrantes originarias de Cuba, Honduras, Guatemala y representantes de las comunidades rarámuri, la chinanteca y mixteca.
“(La IMM) atiende a mucha población indígena y nosotros a la población migrante entonces quisimos hacer un evento donde estos dos mundos pudieran unirse y sobre todo invitar al publico y a la comunidad de acogida que venga y comparta con nosotros este evento”, dijo Rivera.
Los participantes del conversatorio comentaron algunas de las razones que impulsa tanto a las personas migrantes de Centro América y Cuba a salir de sus lugares de origen como a personas de comunidades indígenas incluyendo la búsqueda de mejores oportunidades económicas y huyendo de situaciones de riesgo.
“Muchos no salen por gusto si no por la necesidad que hay. En el caso de los pueblos originarios del estado de Chihuahua, muchas veces somos desplazados de nuestros territorios por la inseguridad, por la tala de los pinos y por la gente que entra a nuestra sierra”, dijo Rosalinda Guadalajara, representante de la comunidad rarámuri.
Guadalajara agregó que aún muchas personas mayores de su comunidad viven con la esperanza de poder volver a sus lugares de origen y cree que es importante conocer las historias de las personas migrantes que han llegado a Ciudad Juárez recientemente.
“Creo que es solidarizarnos con ellos porque nosotros también ingresamos en un momento a esta frontera y creo que en su momento hemos batallado”, dijo.
Otro reto para las personas en movilidad son las oportunidades laborales, dijo José Lorenzo Cortez, originario de la comunidad mixteca. El hombre que también es artesano mencionó que muchas de las personas de su comunidad viven lejos en poblados incomunicados en sus estados de origen.
Diana Lozano, representante de la comunidad chinanteca en Ciudad Juárez, mencionó que muchas personas de pueblos originarios aún se enfrentan a la discriminación cuando son observados por su vestimenta o al entrar a espacios públicos, restaurantes y e instituciones educativas.
“Creo que lo que tenemos en común (los migrantes y los pueblos originarios) es la migración. Todos vamos por lo mismo, por querer conocer nuevos lugares, otros migramos por las necesidades que encontramos en nuestros estados de origen,” dijo.