Por Leonardo Boff
A mí siempre me ha impresionado una pequeña historiarelatada en el libro del Eclesiastés del Primer Testamento (o Antiguo). Se asume que el Eclesiastés es obra del sabio rey Salomón. Sería lo que hoy llamaríamos un académico o un profesor universitario (en hebreo Qohelet). Es conocido por la expresión “vanidad de vanidades; todo es vanidad” (1,2). Algunas versiones modernas traducen: “ilusión, pura ilusión; todo es ilusión”.