Por Francisco Xavier Ortiz
Este domingo 9 de noviembre el pueblo de Carichí celebró los 350 años de su fundación, cuyo acontecimiento reunió a cientos de habitantes rarámuri y mestizos oriundos del municipio del mismo nombre traducido como “lugar de las casas”. En la iglesia de la antigua misión se celebró la misa y la comunidad compartió una comida que fue ofrecida especialmente al grupo de caminantes que recorrió la “senda de los misioneros”: el trayecto que hace 350 años caminaron el jesuita Tomás de Guadalajara y varios acompañantes rarámuri desde el pueblo de Santa Ana hasta Wa’rú carichiki, en cuyo valle habría de fundarse la misión de Jesús Carichí el 9 de noviembre de 1675.
El conmemorativo por la fundación de Carichí inició hace cinco años, en 2021, cuando se efectuó la primera caminata de los carichienses partiendo de la vetusta misión de Santa Ana, recorriendo las tierras y montañas que vinculan San Fco. de Borja con las comunidades de Tepórachi, Boréachi, El Tablero, entre otras, hasta llegar a Carichí. Los organizadores de este memorial y peregrinaje, Carlos Granados y José Redyecel Calderón + y el profesor Marcelino Martínrz, instaron a familiares y amigos a realizar la caminata –que se repitió los años 2022, 2023 2024– para celebrar con ella el aniversario 350 de la misión este 9 de noviembre de 2025. Lo cual así ocurrió del jueves 6 al domingo 9 de este mes.
Como lo investigó y escribió Reyedecel Calderón en su oportunidad: El Padre Tomás de Guadalajara 27 años de edad tenía cuando se encontró por vez primera con los rarámuri de Carichí. Fue en ocasión de la fiesta patronal del pueblo de Tagueachi, San Francisco de Borja, a donde había sido invitado un grupo de personas del pueblo de wa´rú carichiki, se cayeron y se creyeron bien, adivinando ambos su buena voluntad. Allí mismo lo invitaron a bautizar a su pueblo. El no aceptó. Pero unos días después los rarámuri lo invitaron a celebrar con ellos una fiesta al inicio de la luna en cuarto menguante. Fue el padre, y no solo fue, convivió y vivió la fiesta. No se ofuscó cuando sintió que los rarámuri adoraban al sol y a la luna como padre y madre. Ni cuando vio que con otros ritos ellos se acercaban a Dios.
Tres días de fiesta intensa, como son ellos. Tres días en que el padre estuvo atento, a las vueltas, al yúmari, a los cantos, y sintió que Dios estaba allí. El día tercero de la fiesta se inspiró para sugerir que se cambiara el nombre al valle, y aprovechando la festividad cristiana del día y la fonética similar, propuso que en lugar de wa´rú carichi, se llamara: Jesúscarichí. Los rarámuri aceptaron.
Un joven sacerdote católico y un pueblo rarámuri iniciaron ese día un camino hacia Dios. Un día 9 de noviembre de 1675.














