Los 67 años de AMLO

Por Hernán Ochoa Tovar*

Si AMLO no hubiese sido político, habría sido historiador. –Enrique Krauze

— Llevar a cabo un análisis historiográfico de un personaje cuya gestión tiene lugar en el presente, resulta complejo. Esto porque, al no haber concluido su gestión (la 4T está en curso) las opiniones se mantienen en su lugar, y resulta difícil llevar a cabo una radiografía objetiva de la misma; máxime, en tiempos como los nuestros cuando la polarización está a la orden del día. Sin embargo, viendo que, el día de hoy, el ciudadano Presidente llega, el día de hoy, a su cumpleaños número 67; considero necesario hacer una retrospectiva acerca de su larga e interesante trayectoria, misma que va de sus años en la UNAM, a su época en Tabasco (como director del extinto Instituto Nacional Indigenista, hoy Instituto Nacional para los Pueblos Indígenas (IMPI)); pasando por su liderazgo por el PRD y la conformación de MORENA; hecho que, contra todo pronóstico, lo llevó a lograr el sorpasso y a lograr la joya de la corona -misma que había buscado por años-: la Presidencia de la República.

De acuerdo a sus biógrafos más conspicuos, Andrés Manuel López Obrador nació un 13 de noviembre de 1953 en el pueblo de Tepetitán, situado en el municipio de Macuspana, en el estado de Tabasco. Hasta el día de hoy, es el único tabasqueño que ha llegado a Palacio Nacional; pues, en el pasado reciente, sólo José María Pino Suárez, oriundo del fronterizo municipio de Tenosique, había ocupado la vicepresidencia durante la Presidencia de Francisco I. Madero. Otros tabasqueños habían brillado en la política nacional, destacando a los Madrazo (Carlos y su hijo Roberto; el segundo, también fallido aspirante presidencial) y al poeta Carlos Pellicer Cámara, quien, antes de su muerte, ocupó, efímeramente una curul como senador por su estado natal. Empero, AMLO es el primer originario de ese estado que logra llegar hasta el pináculo de la política nacional; ello, a contrapelo del vecino estado de Veracruz, que ya ha dado diversos mandatarios en distintas épocas, destacando a Antonio López de Santa Anna (dictador en el siglo XIX); Miguel Alemán Valdés (1946-1952) y su sucesor, Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958). Es, además, el individuo con mayor edad al momento de tomar posesión (65 años); récord que había cumplido el propio Ruiz Cortines en 1952, al llegar al poder con 62 años.

López Obrador comenzó sus estudios en su pueblo natal, realizando la preparatoria en Villahermosa, capital del estado del sureste. Empero, al manifestar su interés en estudiar Ciencias Políticas, y ver que esa carrera no existía en la Universidad de Tabasco, se traslada a la UNAM, a la Ciudad de México, en aras de poder cumplir su dorado sueño. Tras realizar sus estudios con altibajos (Octavio Rodríguez Araujo, politólogo de la máxima Casa de Estudios y quien fuese su profesor en la licenciatura, decía que el tabasqueño no era un mal alumno, pero que siempre le agradó más la lucha social que las cuestiones académicas), AMLO comienza -de acuerdo a algunos biógrafos- su carrera bajo el influjo de su paisano Carlos Pellicer, en cuya campaña colaboró, aunque de manera secundaria. Posteriormente, se desempeñará como director del INI en Tabasco; líder local del tricolor (López Obrador perteneció al viejo partido oficial hasta bien entrada la década de los ochenta, cuando hizo su cambio al naciente Frente Democrático Nacional, que devendría en el PRD), así como Oficial Mayor del Gobierno de Tabasco, de manera breve, durante la gestión de Enrique González Pedrero (1983-1988).

Su paso por esos cargos es especialmente recordado: en el INI, por romper esquemas e irse a vivir a una choza a la Chontalpa, donde, conviviendo de manera consuetudinaria con los chontales de la región, echó a andar diversos proyectos productivos que devengaron en que la gente de esa zona, guardase de él un especial recuerdo y aprecio. Se recuerda, por ejemplo, que trabajó en la construcción de huertos, así como una radiodifusora indígena, como diversas que fueron arrancadas la víspera (me remite a la XETAR en la Sierra de Chihuahua, por ejemplo). Tras su paso por el Instituto Indigenista, López Obrador llegó a la dirigencia del PRI tabasqueño, donde se caracterizó por querer otorgar las candidaturas por elecciones internas y no por dedazo como se utilizaba en la época. Ello le granjeó enemistades por parte de sectores internos, lo cual originó que su paso por la dirigencia estatal del tricolor fuese volátil. Sin embargo, el gobernador González Pedrero lo rescató del ostracismo, y lo hizo Oficial Mayor del Gobierno del Estado de Tabasco. AMLO aceptó el nombramiento; empero, al ver que dicho encargo “lo mantendría alejado de la gente”, decidió excusarse de su nominación y mandó un oficio con su renuncia a su superior, señalando que por congruencia no podría llevar a cabo dicha aceptación.

Tras volver a México, laboró en el Instituto del Consumidor (hoy PROFECO), de la mano de Clara Jusidman, y, a finales de la década de 1980, buscó la nominación para la Presidencia Municipal de Macuspana, su tierra natal. Los motivos que lo llevan a alejarse del PRI, y a abrazar la causa de la izquierda, son variados, de acuerdo a diversas menciones. Las versiones más simplistas aducen que se alejó del PRI debido a que no le dieron la candidatura que buscaba; no obstante, otras versiones comentan que, con el paso del tiempo, AMLO se fue desencantando de la causa tricolor, sobre todo al ver la emergencia de los neoliberales y la escisión del ala izquierda del partido de la revolución, vía Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez. Sea como fuere, López Obrador se unió al naciente Frente Democrático Nacional, y en 1988 fue su candidato para la gubernatura de Tabasco. Sin embargo, no pudo vencer pues, a pesar de su liderazgo, la fuerte maquinaria del estado operó en su contra, logrando que el abanderado del PRI, Salvador Neme, se impusiera sin problema. Tras su primer descontón electoral, AMLO escribió uno de sus primeros libros, el cual circuló, sobre todo, a nivel local: Tabasco: Víctima de un Fraude (1989).

La siguiente década destacó como dirigente del (naciente) PRD tabasqueño. Y, en las elecciones de 1994, volvió a buscar las gubernatura de su estado natal. Aunque se comenta, era el favorito, la maquinaria del estado apoyó, con todo, la candidatura de Roberto Madrazo, quien -se decía en las revistas de análisis político de la época- había gastado en su campaña un monto mayor al que había devengado Bill Clinton, en su carrera a la Casa Blanca, en el año de 1992. Consciente de ello, AMLO, y algunos-as de sus seguidores-as, marcharon con rumbo a la Ciudad de México, en el consabido éxodo por la Democracia, buscando la nulidad de la elección, pues habían documentado las irregularidades cometidas por los priistas en la contienda. Algunos consejeros del IFE, como José Agustín Ortiz Pinchetti y Santiago Creel, verificaron las irregularidades; empero, poco se pudo hacer para revertir el resultado. Aunque el hecho resultó una segunda amarga derrota para AMLO, la caminata le dio proyección nacional, pues pasó de ser un líder partidario provinciano, a líder emergente de la izquierda mexicana. Este postulado se verificó, cuando, en 1996, venció -con apoyo de Cuauhtémoc Cárdenas-, en las elecciones para elegir al dirigente nacional del PRD, al Ing. Heberto Castillo, veterano líder de las izquierdas nacionales. Su paso por el sol azteca nacional fue notable, pues, en su gestión, se consiguió ganar, por vez primera, la Jefatura de Gobierno del (entonces) Distrito Federal, de la mano de Cuauhtémoc Cárdenas. Aunado a ello, logró las victorias del PRD en sitios en los cuales la izquierda jamás había cosechado victorias electorales, tales como Baja California Sur (Leonel Cota Montaño); Zacatecas (Ricardo Monreal); y Tlaxcala (Alfonso Sánchez Anaya). Además, durante su gestión, el PRD emergió como tercera fuerza electoral, vislumbrándose con un partido con un capital político relevante, de cara al naciente siglo XXI. Es importante destacar que, sus ideas, contribuyeron con la cristalización de la primera transición democrática, que tuvo lugar en el año 2000, con la llegada de Vicente Fox a la Presidencia de la República.

Tras concluir su paso por el CEN del PRD, AMLO contemplaba -de inicio- buscar la gubernatura de Tabasco por tercera ocasión. No obstante, se comenta, Cuauhtémoc Cárdenas lo convenció de buscar sucederlo en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento. Tras ser ungido como candidato por el PRD para la Jefatura del Gobierno del DF, López Obrador tuvo una ajustada victoria por sobre Santiago Creel, quien era el abanderado del panismo para la capital del país. Aunque el efecto Fox hizo que diversas delegaciones y diputaciones fueran ganadas por el PAN, el liderazgo de AMLO llevó al PRD a imponerse en las elecciones intermedias del 2003, cuando el sol azteca cosechó la mayoría de las victorias.

Su paso por la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal, lo llevó a convertirse en presidenciable. Aunque, en el año 2000, al ser entrevistado por la Revista Proceso (al corroborarse su vencimiento en los comicios), negaba tener pretensiones presidenciales, su actuar, al frente de la capital del país, lo llevó a cosechar un enorme capital político, mismo que lo hicieron un actor relevante para las izquierdas nacionales desde entonces.

Su trayectoria desde entonces ha sido oscilante, pero ha sabido leer los momentos en los cuales se ha encontrado. Aunque en algún momento fue catalogado de político declinante (en oposición a un Peña Nieto que parecía consentido por el star system y parecía estar en la cresta de la ola), su negativa a conformar el Pacto por México y la tesonera constitución de MORENA, como un proyecto utopista y desde abajo, lo llevaron a llegar a la Presidencia de México, en su tercer intento, en el año 2018.

Aún falta mucho por escribir, acerca de Andrés Manuel López Obrador. Su administración, apenas llega a su primer cuarto y, sin duda, nos deparará sorpresas. Aunque es un personaje que suele polarizar opiniones, creo que, por su polémico actuar y por su tendencia a romper paradigmas, sin duda forma ya parte relevante de la Historia de México. El futuro nos dirá cuáles serán los adjetivos para analizar su retórica y su narrativa, desde lejos y no desde la inmediatez.


  • Hernán Ochoa es profesor e investigador en el Centro de Investigación y Docencia en Chihuahua

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