Marisela Escobedo: lecciones de su lucha

Juan Manuel Fraire Escobedo, el héroe sobreviviente opacado de la historia

Por Lourdes Díaz López*

— El recién estrenado documental en Netflix “Las tres muertes de Marisela Escobedo” aborda la muerte de Rubí Fraire Escobedo de 16 años, quien fue asesinada por su pareja Sergio Rafael Barraza, en el 2008; el asesinato de Marisela Escobedo Ortiz, madre de Rubí, quien hace una década fue asesinada frente a las puertas del Palacio de Gobierno de Chihuahua mientras se manifestaba pidiendo justicia para su hija, y el homicidio de José Enrique Jiménez Zavala, alias El Wicked, quien aparentemente fue el homicida de Marisela, pero que de acuerdo con el hermano de la víctima, testigo de los hechos, “fue un chivo expiatorio” a quien le dieron muerte dentro una celda del penal de Chihuahua.

Esta es una historia del incondicional amor de una madre por su hija, y del amor de un hermano e hijo, no solo es la historia del rostro del sistema de INJUSTICIA en México, y digo injusticia porque esta película representa a poco menos del 100 por ciento de los feminicidios de este país, que terminan de forma similar, con el culpable suelto y haciendo de la vida de una persona que intenta denunciar, un mar de complejidades y una burocracia que las mayorías no aguantan y abandonan ante la frustración de no conseguir justicia.

Mucho ha sido lo que se ha dicho de esta cruda y real historia que representa nuestro entorno inmediato, nuestra realidad en México, en Chihuahua, en Juárez, pero yo rescato las lecciones que hacen que la lucha de Marisela no fuera en vano: Cuando una hija y sobre todo menor de edad, tiene una relación sentimental con un mayor de edad de dudosa conducta, sin tientas ni mucho análisis debemos actuar para evitarla.

En esta historia, en medio del juicio oral en busca de la fallida justicia que intenta Marisela, ella lo dice: “habría sido mucho más sencillo aguantarme el odio de mi hija por unos meses al evitar su relación con Sergio Rafael Barraza, que dejarla con él pensando que no le impedí estar con quien ella amaba”, narra su impotencia de estar después frente a él como asesino de su hija, quien nunca la amó, porque ni siquiera por humanidad fue capaz de darle sepultura después de matarla, la depositó en la basura y no conforme con matarla, quemada, dejando a su propia hija huérfana (nieta de Marisela).

Así que, esta lección nos queda de Marisela, nadie debemos dudar en actuar contra quien atente contra nuestras hijas, sobre todo cuando aún son menores de edad y legalmente es posible actuar. Este hombre era 10 años mayor que Rubí, se la llevó a vivir con él a una miserable vida, en medio del maltrato y la pobreza extrema. Ninguna madre ni padre ni hermano, debemos permitir eso con las adolescentes de nuestra familia.

La segunda lección que esta historia nos deja es el valor de la familia, y aquí también una tercera lección de equidad, igualmente valiosa y que, pocos hablan de ella. En esta historia hay un héroe sobreviviente: Juan Manuel Fraire Escobedo, hijo de Marisela Escobedo y hermano de Rubí la primera víctima. Quien fue compañero incansable de su madre en busca de justicia para su hermana y quien posteriormente sigue la lucha en busca de justicia para su madre.

Durante toda la búsqueda que hizo Marisela para localizar al asesino de su hija, Juan Manuel Fraire Escobedo le acompañó, aun cuando él tenía a su esposa embarazada, nunca dejó de ser un leal hijo e incansable hermano apoyando la búsqueda de justicia, “pasamos noches enteras vigilando el domicilio de Sergio, las noches se hacían muy largas” (refiriéndose a esa búsqueda exitosa que hicieron en Zacatecas) en la que a pesar de darles en las manos a la policía al asesino de Rubí, no fueron capaces de detenerlo “se nos escapó”, dijeron sin recato.

El hermano de Marisela, tío de Rubí, Ricardo Escobedo la acompañaba el día de su muerte, otro miembro de la familia que representa este gran tesoro que nos queda, tan ajeno a lo que la justicia y el miserable gobierno de este país es: el amor de la familia, la solidaridad, la lealtad, la unidad familiar que sostiene de pie a Marisela durante sus dos años de lucha.

El héroe sobreviviente de esta historia: Juan Manuel Fraire Escobedo, quien debió refugiarse en Estados Unidos para salvarse, continuó en una lucha de años al exterior de la embajada de México en El Paso Texas, sin conseguir nada. Finalmente, convencido de que por más pruebas, manifestaciones y avances que pudiera darle él a la “justicia” mexicana no conseguiría nada, decide parar y finalmente plasmar esta historia en un documental que alcanzará, sin duda, a millones de personas, gracias al excelente trabajo de la productora ejecutiva Laura Woldenberg y el director Carlos Pérez Osorio.

De Juan Manuel Fraire Escobedo, poco se habla, y es un hombre, he aquí la prueba de que esta lucha contra el feminicidio no solo es de mujeres, es de hombres y mujeres, y no podemos ni debemos excluirlos a ellos de esta búsqueda de equidad, de respeto, deprevención del feminicidio, esta es una lucha de hombres y de mujeres contra delincuentes, contra personas malas y depravados. No es una lucha de mujeres contra hombres.

La última parte ya muy abordada es la incongruente actuación de los jueces que liberaron al asesino confeso de Rubí: Catalina Ochoa, Rafael Boudib y Netzahualcóyotl Zúñiga, que deja en evidencia el imperfecto Sistema de Justicia Penal, con una actuación basada en la teoría, en lo que los códigos penales dicen y sin capacidad de reflexión en los hechos. Un asesino que pide perdón a Marisela por haber matado a su hija, y que, con su confesión se llegó a la localización de restos del cuerpo de Rubí, pieza clave para probar que Sergio Rafael Barraza sí era el culpable y aún así, lo dejaron libre.

Este mal fallo de los jueces, permitió que posteriormente se pudiera perpetrar el asesinato de Marisela y que a consecuencia de ello ocurriera otro homicidio, el del supuesto asesino de Marisela, un chivo expiatorio, Enrique Jiménez Zavala, alias El Wicked y que, ahora esta en tela de juicio que no solo hayan sido las fallas del juicio las que llevaron a su muerte a Marisela, sino que hayan sido órdenes del propio gobierno dar muerte de esta incansable mujer, enfermera, empresaria,  madre, activista que marcó un antes y un después en la historia.

En esta historia asentada en una película salen también otros temas que darían para muchas películas más, igualmente relevantes, la participación de la periodista Patricia Mayorga, que para poder hablar sobre éste y otros asuntos acerca del exgobernador César Duarte, vive saltando de país en país en busca de refugio político para poder seguir viva. México es un país donde la libertad de expresión o no se puede ejercer, o te cuesta la vida ejercerla, como le costó a Miroslava Breach.

En esta película, se puede conocer también las decisiones del intolerante ex gobernador César Duarte Jáquez, tratado en su momento como un semi dios por todo su equipo, y que ahora yace preso por malversación de 1200 millones de pesos, pero que, hasta ahora la justicia en torno al caso de Marisela y de su hija Rubí, nada se resuelve, nada se resolvió.

El verdadero asesino de Marisela nunca fue enjuiciado y, paradójicamente, el asesino de Rubí enjuiciado y absuelto “por falta de pruebas”, puesto que lo presentado por el ministerio público en su momento era su confesión, poco valida en el nuevo sistema penal, pero que, para el caso del chivo expiatorio sí fue válida, aunque la única prueba fue su confesión y que al quedar descubierto el manipuleo del caso el hombre es asesinado.

Aquí el resumen de que, tanto el crimen contra Marisela Escobedo como el que ocurre contra el chivo expiatorio Enrique Jiménez Zavala, alias “El Wicked, fueron crímenes de estado, hasta hoy impunes.

*Lourdes Díaz es periodista y profesora universitaria en Chihuahua

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