Contrastes de la violencia en Chihuahua

Por Carlos Mario Alvarado

— La tragedia es caprichosa. La calaca escogió el año pasado a cuatro municipios del Estado de Chihuahua, aparentemente tranquilos, para desplegar su guadaña y furia homicida.

El caso más grave, en 2019, se registró en el municipio de López, donde radican poco más de 4 mil habitantes, donde fueron privados de la vida siete personas y, con ello, alcanzó el primer lugar (es decir, 170.91 homicidios por cada 100 mil habitantes). El segundo lo ocupó el municipio turístico de Bocoyna, donde 41 personas fueron asesinadas; luego Satevó –jurisdicción con 3 mil habitantes–, donde corrieron con la misma suerte cinco personas; y Temósachi, con siete.

Según las cifras del Sistema Nacional de Seguridad Pública, el municipio de Guadalupe y Calvo, considerado tradicionalmente como uno de los más violentos del país, registró un total de 58 asesinados, por lo cual, alcanzó el quinto lugar al registrar un total de 108 homicidios por cada 100 mil habitantes, seguido por el municipio de Maguarichi.

En cambio, 11 municipios no registraron homicidio alguno: Coronado, Coyame del Sotol, Galeana, Julimes, Matamoros, Praxedis G. Guerrero, San Francisco de Borja, San Francisco de Conchos, Santa Bárbara, El Tule y Riva Palacio.

Cabe señalar que, en la entidad se registraron de enero al 31 de diciembre del 2019 un total 2 mil 168 homicidios dolosos en la entidad, con un promedio general de 60 homicidios por cada 100 mil habitantes.

Ciudad Juárez fue el centro urbano con mayor cantidad de homicidios (96.16) por cada 100 mil habitantes, seguido de Cuauhtémoc (con 84.06), Chihuahua (con 39.41), Camargo (con 34.87), Jiménez (con 24.23), Hidalgo del Parral (con 20.55), Nuevo Casas Grandes (con 16.55), Ojinaga con 7.6) y la más baja Delicias (con 6.52).

Durante 2019, en los municipios de Balleza, Bocoyna, Guachochi, Guadalupe y Calvo, Maguarichi y Urique, se concentró la violencia homicida correspondiente a la Sierra Tarahumara, mientras que sus municipios vecinos: Batopilas, Morelos, Urique, Guazapres, Carichí, Chínipas, Ocampo y Uruáchi, disfrutaron de una relativa tranquilidad.

Al término del año pasado, es posible seguir la huella de la violencia, donde los grupos criminales se enfrentaron a sus enemigos y dejaron un mapa de sus acciones criminales.

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